viernes, 14 de junio de 2013

Nuestra Elevada Vocación.

Unidad en la diversidad


Un cuerpo y un Espíritu; como sois también llamados a una misma esperanza de vuestra vocación. ... Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todas las cosas, y en todos vosotros. Empero a cada uno de nosotros es dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.
Efesios 4:4, 6, 7.


Es el plan de Dios que haya unidad en la diversidad. Entre los seguidores de Cristo debe existir la unión de los elementos diversos, uno adaptado al otro, y cada uno debe hacer su obra especial para Dios. Cada persona tiene su lugar en el cumplimiento de un gran plan que lleva la estampa de la imagen de Cristo. ... Uno es apto para cierta obra; otro tiene una obra diferente para la cual está adaptado; y un tercero todavía, tiene una capacidad diferente; pero cada uno debe ser el complemento de los demás. ... El Espíritu de Dios, obrando en los diversos elementos y mediante ellos, producirá armonía de acción. ... Debe haber un solo espíritu maestro: el Espíritu de Aquel que es infinito en sabiduría, y en quien los diversos elementos se reúnen en una unidad hermosa y sin par. ...


Las diferencias de carácter existen por naturaleza, pero nuestra unidad depende del grado en el cual nos sometamos a la influencia transformadora del Espíritu de Dios. Algunas personas, mediante la gracia de Cristo, poseen preciosos rasgos de carácter, una disposición bondadosa y alegre; aun sus reproches están llenos de ternura, porque el Espíritu de Cristo parece manifestarse en ellos. ... El poder de su gracia moldeará y preparará el carácter de acuerdo al Modelo divino, renovándolo en ternura y belleza, en conformidad con su propia bendita imagen. ...


¡Cuán grande es la diversidad manifestada en el mundo natural! Cada objeto tiene su esfera peculiar de acción; sin embargo todos se encuentran unidos en un gran todo. Cristo Jesús está en unión con el Padre, y desde ese gran centro esta maravillosa unidad debe extenderse ... a través de todas las clases y las diversidades de talentos. Hemos de respetar los talentos de los demás; debemos armonizar en bondad, en pensamientos y acciones desinteresados, porque el Espíritu de Cristo, como el instrumento vivo y que obra, está circulando a través del todo. ... No son las acciones notables las que producen la unidad; es el molde del Espíritu Santo impreso en el carácter.—Carta 78, 1894.

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