domingo, 7 de julio de 2013

Nuestra Elevada Vocación.

¿Cómo está vuestra cuenta

Mas ahora se requiere en los dispensadores, que cada uno sea hallado fiel. 1 Corintios 4:2.
El dinero es una bendición cuando aquellos que lo utilizan consideran que son los mayordomos del Señor, que están manejando el capital del Señor, y que algún día deben rendir cuentas de su mayordomía.—Carta 17, 1872.
 
¿Confesáis a Cristo en la manera como gastáis los medios que él os ha confiado? ... Si Cristo recibiera lo que le pertenece en diezmos y ofrendas, no quedaría tanto para ser empleado en egoísmo, en baratijas y adornos. Ni se gastaría en vestidos, en excursiones de placer, en fiestas o en banquetes. Podemos confesar a Cristo al no realizar preparativos extraordinarios para las visitas; podemos negarlo haciendo una preparación más que común, que toma un tiempo que en verdad pertenece al Señor. ... Antes de iniciar una diversión para la gratificación del yo, preguntaos lo siguiente: ¿No es éste el tiempo que le pertenece a Dios, y su dinero, el que yo estoy gastando sin necesidad? Abrid vuestro libro de cuentas y ved cómo están vuestras cuentas con Dios, con vuestra casa y con el mundo.
¿Habéis confesado a Cristo diezmando fielmente la menta, el eneldo y el comino? Cuando le damos el diezmo al Señor, le estamos dando lo que le pertenece, y cometeríamos un robo si lo retuviéramos. ... ¿Revela vuestro libro de cuentas que habéis negociado fielmente con vuestro Dios? ¿Sois pobres? Entonces dad vuestro poco. ¿Habéis sido bendecidos con abundancia? Entonces aseguraos de apartar lo que el Señor registra como suyo. ... El descuido de confesar a Cristo en vuestros libros de cuentas, os priva del gran privilegio de tener vuestro nombre registrado en el libro de la vida del Cordero.—Manuscrito 13, 1896, pp. 1-3.
Nuestro Padre celestial nos enseña mediante su propio ejemplo de benevolencia. Dios nos da constante y abundantemente. Toda bendición terrena procede de su mano. ¿Y qué acontecería si el Señor dejara de derramarnos sus dones? ¡Qué clamor de miseria, sufrimiento y necesidad subiría de la tierra! Diariamente necesitamos la indispensable corriente del amor y de la bondad de Jehová.—Manuscrito 153, 1903, pp. 70.

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