sábado, 26 de octubre de 2013

Nuestra Elevada Vocación.

¿Represento correctamente a mi señor?

Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí.
Isaías 43:10.

Si los creyentes se asocian con los incrédulos con el propósito de ganarlos para Cristo, serán testigos de Cristo, y después de haber cumplido su misión, se retirarán para respirar en una atmósfera más pura y santa. Se acercarán a Dios, y enviarán fervientes peticiones a Cristo en favor de sus amigos y compañeros, sabiendo que él puede salvar hasta el máximo a todos los que se acercan a Dios mediante él.  

Cuando estéis asociados con los incrédulos, recordad siempre que por vuestro carácter sois representantes de Jesucristo, y no permitáis que salgan de vuestros labios palabras banales o livianas, ni conversaciones vulgares. Recordad cuál es el valor de un alma, y recordad que es vuestro privilegio y vuestro deber ser en todas las formas posibles colaboradores con Dios. No tenéis que rebajaros al mismo nivel que los incrédulos, y reir, y tener las mismas conversaciones vulgares. Al hacer esto ... os identificáis con el pecador. Esta clase de conducta os hará únicamente una piedra de tropiezo en el camino de los pecadores. ...  

Cuando el Espíritu Santo conmueve el corazón, deberíamos cooperar con su influencia modeladora, y tendremos nobles aspiraciones, una clara percepción de la verdad, humildad, susceptibilidad de ser enseñados, y realizaremos nuestro deber con humildad. Esta es la manera en que podéis relacionaros mejor con Dios, y el compañerismo con Dios es el privilegio del cristiano. Entonces podéis trabajar por los inconversos, y el trato con los incrédulos no os hará daño porque vuestra vida está escondida con Cristo en Dios, y con el propósito de ganarlos para su servicio buscáis el compañerismo de aquellos que no están relacionados con Cristo. Vuestra comunión con Dios os hace fuertes espiritualmente, de manera que podéis resistir toda influencia perjudicial que ejerzan ellos. ...
Estad seguros de colocaros en el conducto de la luz, y de ser seguidores prácticos de Aquel que anduvo “haciendo bienes”.—Carta 51, 1894.

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