miércoles, 28 de mayo de 2014

SER SEMEJANTE A JESÚS.

La Biblia revela el camino hacia Cristo

Amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro... Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la Palabra del Señor permanece para siempre.
1 Pedro 1:22, 24, 25.

La bendita Biblia nos da un conocimiento del gran plan de salvación y nos muestra cómo cada persona puede tener vida eterna. ¿Quién es el autor del Libro? Jesucristo. Él es el Testigo Fiel, y le dice a los suyos: “Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”. Juan 10:28.

La Biblia está para mostrarnos el camino a Cristo, y en Cristo se revela la vida eterna. Dijo Jesús a los judíos y a todos los que se agolpaban a su alrededor en grandes multitudes: “Escudriñad las Escrituras”. Los judíos tenían la Palabra en el Antiguo Testamento, pero lo habían mezclado tanto con opiniones humanas, que sus verdades estaban envueltas en el misterio, y la voluntad de Dios para los seres humanos estaba encubierta. En esta era, los maestros religiosos del pueblo están siguiendo su ejemplo.

Aunque los judíos tenían la Escritura que testificaba de Cristo, no fueron capaces de percibir a Cristo en las Escrituras; y aunque tenemos el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, hoy la gente tuerce las Escrituras para esquivar sus verdades, y en sus interpretaciones de las Escrituras enseña, como lo hicieron los fariseos, las máximas y tradiciones de la humanidad en lugar de enseñar los mandamientos de Dios. En el tiempo de Cristo, los líderes religiosos habían presentado ideas humanas por tanto tiempo ante el pueblo, que la enseñanza de Cristo se oponía en todo a sus teorías y prácticas.

Su Sermón del Monte virtualmente contradijo las doctrinas de la justicia propia de los escribas y fariseos. Habían representado tan mal a Dios, que se lo consideraba como un Juez severo, incapaz de tener compasión, misericordia y amor. Cuando no tenían un “Así dice el Señor” como su autoridad, presentaban al pueblo máximas y tradiciones interminables como procedentes de Dios. Aunque profesaban conocer y adorar al Dios vivo y verdadero, lo desfiguraban totalmente; y el carácter de Dios, como lo representaba su Hijo, fue como un asunto original, un nuevo don al mundo. Cristo hizo todo esfuerzo para eliminar las falsificaciones de Satanás, para que pudiera ser restaurada la confianza del pueblo en el amor de Dios.—Fundamentals of Christian Education, 308, 309.

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