"El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas." Mat. 12: 35.
La verdadera santificación une a los creyentes en Cristo, y a los unos con los otros, con vínculos de tierna simpatía. Esta unión permite que fluyan continuamente al corazón ricas corrientes de amor semejante al de Cristo, que surgen de nuevo en beneficio mutuo.
Las cualidades esenciales que todos debieran poseer son las que señalaron la plenitud del carácter de Cristo: su amor, su paciencia, su abnegación y su bondad. Estos atributos se obtienen al realizar actos bondadosos con corazón bondadoso . . . Los cristianos aman a los que los rodean como a almas preciosas por las cuales Cristo murió. No existe cosa tal como un cristiano carente de amor, porque "Dios es amor", y "en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos" . . . "Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, como yo os he amado". Este es el fruto que debemos devolver a Dios.-MS 133, 1899.
El Señor nos ayudará a cada uno cuando más necesitemos ayuda en la gran obra de vencer el yo. Que la ley de bondad esté en vuestros labios y el aceite de la gracia en vuestro corazón. Esto producirá resultados maravillosos. Seréis tiernos, simpáticos y corteses. Necesitáis todas estas gracias. Debéis recibir el Espíritu Santo e incorporarlo en vuestro carácter; entonces será como un fuego santo que dará incienso que se elevará hasta Dios, no de labios que condenen, sino como un sanador de las almas de los hombres. Vuestro rostro expresará la imagen divina.-Carta 84, 1899