En un momento de profunda trascendencia profética, el presidente estadounidense Donald Trump —representante de la segunda bestia de Apocalipsis 13— anunció que había informado a Rusia, Ucrania, la Unión Europea, Francia, Italia, Alemania y Finlandia que el papa León XIV, representante de la primera bestia, supervisaría las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania. Esta acción sin precedentes marca un dramático cumplimiento de la narrativa profética, en la que la segunda bestia obliga al mundo a honrar la autoridad de la primera.
Que el Presidente de los Estados Unidos le haya entregado al Papa una responsabilidad global tan crucial —y que declare con valentía a los líderes mundiales que así serán las cosas— este acto significa una creciente unión entre la Iglesia y el Estado y una consolidación del poder espiritual y político que refleja la advertencia profética de Apocalipsis 13. Es un paso significativo hacia la imposición de un orden global liderado por la influencia moral y diplomática del papado, que prepara el escenario para los acontecimientos finales predichos en las Escrituras.
Si el actual Papa logra mediar la paz y convencer a Rusia y Ucrania de detener el conflicto, Roma no tendrá ningún éxito. Si León XIV usa su autoridad para persuadir a los líderes mundiales a sentarse a la mesa de negociaciones de paz, también puede persuadir al presidente Trump de la necesidad de aprobar una ley dominical nacional. Si la iniciativa de paz de Roma prospera, el Papa será aclamado como el salvador del mundo y tendrá el poder y la influencia para aprobar cualquier iniciativa global y controlar a todos.
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