El carácter #sagrado del sábado
Cuando el #sábado comienza debemos ponernos en guardia, velar sobre nuestros actos y palabras, no sea que robemos a Dios, dedicando a nuestro uso el tiempo que pertenece estrictamente al Señor. No debemos hacer ni permitir que nuestros hijos hagan trabajo alguno para ganarse la vida, ni cosa alguna que podría haberse hecho durante los seis días hábiles. 1JT 287.1
El viernes es el día de preparación. Entonces puede dedicarse tiempo a los preparativos necesarios para el sábado, y a pensar y conversar acerca de ello. Nada de lo que a los ojos del cielo será considerado como violación del santo sábado debe dejarse para ser dicho o hecho en sábado. Dios requiere no sólo que evitemos el trabajo físico en sábado, sino que disciplinemos nuestra mente para que se espacie en temas sagrados. Se infringe virtualmente el cuarto mandamiento al conversar de cosas mundanales, o al dedicarse a una conversación liviana y trivial. El hablar de cualquier cosa o de todo lo que acude a la mente, es pronunciar nuestras propias palabras. Toda desviación de lo recto nos pone en servidumbre y condenación.
La responsabilidad del ministro
El ejemplo de los ministros debe ser especialmente circunspecto acerca de esto. El sábado debe #dedicarse concienzudamente a la conversación sobre temas religiosos, a presentar la verdad, el deber, las esperanzas y temores del cristiano, sus pruebas, conflictos y aflicciones, la victoria final y la recompensa que habrá de recibir. 1JT 288.2
*Los ministros de Jesús deben #reprender a los que no se acuerdan del sábado para santificarlo.* Deben reprender bondadosa y solemnemente a los que participan en conversación #mundanal en sábado, y al mismo tiempo aseveran ser observadores del sábado. Deben estimular la devoción a Dios en su santo día. 1JT 288.3