La iglesia militante no es la iglesia triunfante, y la tierra no es el cielo. La iglesia está compuesta de hombres y mujeres falibles, imperfectos, que no son sino aprendices en la escuela de Cristo, para ser instruidos, disciplinados, educados, para esta vida y para la vida futura, inmortal.—The Signs of the Times, 4 de enero de 1883.
Algunas personas parecen pensar que al entrar en la iglesia serán cumplidas sus expectativas, y hallarán solamente personas puras y perfectas. Son celosas en su fe, y cuando ven faltas en los miembros de la iglesia, dicen: “Nosotros abandonamos el mundo para no tener ninguna asociación con individuos malos, pero el mal se halla aquí también”; y preguntan, como los siervos de la parábola: “¿De dónde, pues, tiene cizaña?” Pero no necesitamos chasquearnos así, pues el Señor no nos autoriza a sacar la conclusión de que la iglesia es perfecta; y todo nuestro celo no nos permitirá tener éxito en lograr que la iglesia militante sea tan pura como la iglesia triunfante.—Testimonios para los Ministros, 47 (1893).Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda forma de mal. 1 Tesalonicenses 5: 21-22_ Espacio de análisis de los acontecimientos actuales relacionados con la profecía bíblica
viernes, 17 de enero de 2025
Los Ángeles Están a Tu Lado
Escrito por Elena G. de White en la voz de Pablo A. Valencia Trujillo 17 de Enero La Protección de los Ángeles Pues que sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. Salmos 91:11
jueves, 16 de enero de 2025
La historia de Israel es una advertencia para nosotros
En estos últimos días el pueblo de Dios será expuesto a los mismos peligros que enfrentó el antiguo Israel. Aquellos que no reciban las advertencias que Dios da, caerán en los mismos peligros en los que cayó el antiguo Israel y no entrarán en el descanso debido a su incredulidad. El antiguo Israel sufrió calamidades debido a sus corazones no santificados y sus voluntades indóciles. Su rechazo final como nación fue el resultado de su propia incredulidad, confianza propia, impenitencia, ceguera de mente y dureza de corazón. En su historia tenemos una señal de peligro que se levanta ante nosotros.
“Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo [...]. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio”. Hebreos 3:12, 14.—Carta 30, 1895.ES La Promesa de Dios: Nunca Te Dejaré ni Te Desampararé
Escrito por Elena G. de White en la voz de Pablo A. Valencia Trujillo 16 de Enero Fuerte en el Señor Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? ... Aunque se asiente campo contra mí, no temerá mi corazón: aunque contra mí se levante guerra, yo en esto confío. Salmos 27:1-3
miércoles, 15 de enero de 2025
Juzgados por la luz concedida
La Iglesia Adventista del Séptimo Día debe ser pesada en la balanza del Santuario. Será juzgada conforme a las ventajas que haya recibido. Si su experiencia espiritual no corresponde a los privilegios que el sacrificio de Cristo le tiene asegurados; si las bendiciones conferidas no la capacitaron para cumplir la obra que se le confió, se pronunciará contra ella la sentencia: “Hallada falta”. Será juzgada según la luz y las ocasiones que le fueron deparadas [...].
Las solemnes advertencias que nos han sido dadas por la destrucción de instituciones valiosas y útiles, nos dicen: “Recuerda por tanto de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras”. Apocalipsis 2:5. [...] A menos que la iglesia contaminada por la apostasía se arrepienta y se convierta, comerá del fruto de sus propias obras, hasta que se aborrezca a sí misma. Si resiste el mal y busca el bien; si busca a Dios con toda humildad y responde a su vocación celestial en Jesucristo; si permanece sobre la plataforma de la verdad eterna, y si por fe realiza los planes que han sido trazados a su respecto, ella será sanada. Aparecerá en la sencillez y pureza que provienen de Dios, exenta de todo compromiso terrenal, demostrando que la verdad la ha hecho realmente libre. Entonces sus miembros serán verdaderamente elegidos de Dios para ser sus representantes.—Joyas de los Testimonios 3:251-252, 254, 21 de abril 1903.
El Camino a la Vida Abundante: Claves para Morar en Cristo
Escrito por Elena G. de White en la voz de Pablo A. Valencia Trujillo 15 de Enero Una Norma Más Elevada El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir: yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:10
martes, 14 de enero de 2025
Serie de eventos de los últimos días: Señales del pronto regreso de Cristo
Serie de eventos de los últimos días: Señales del pronto regreso de Cristo
“Necesitamos estar completamente despiertos, completamente devotos, completamente convertidos, completamente consagrados a Dios. Pero parece que estamos sentados como si estuviéramos paralizados. Dios del cielo, ¡despiértanos!” (Los acontecimientos de los últimos días, p. 26)
Dios trabaja con aquellos que le son fieles
El Señor Jesús siempre tendrá un pueblo escogido que le sirva. Cuando el pueblo judío rechazó a Cristo, el Príncipe de la vida, él les quitó el reino de Dios y lo dio a los gentiles. Dios continuará obrando en base a este principio con cada rama de su obra.
Cuando una iglesia demuestra que es infiel a la palabra del Señor, cualquiera sea su posición, y por alta y sagrada que sea su vocación, el Señor ya no puede trabajar con ellos. Otros son entonces escogidos para llevar importantes responsabilidades. Pero si a su vez estos no purifican sus vidas de toda acción incorrecta, si no establecen principios puros y santos en todos sus límites, entonces, dolorosamente, el Señor los afligirá y humillará, y, a menos que se arrepientan, los quitará de su lugar y hará de ellos un motivo de ignominia.—Manuscript Releases 14:102 (1903).¿Dudas de Dios? Descubre Cómo Confiar y Vivir
Escrito por Elena G. de White en la voz de Pablo A. Valencia Trujillo 14 de Enero Mirad y Vivid Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado: para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Juan 3:14, 15
lunes, 13 de enero de 2025
Todavía se necesita un reavivamiento espiritual
Cierto mediodía estaba escribiendo sobre la obra que podría haberse hecho en el último congreso de la Asociación General [1901] si los hombres en cargos de confianza hubiesen seguido la voluntad y el camino de Dios. Aquellos que habían tenido gran luz no habían caminado en ella. La reunión terminó y no se había efectuado un cambio de actitud. Los hombres no se humillaron ante el Señor como deberían haberlo hecho, y el Espíritu Santo no fue impartido.
Había escrito hasta ese punto cuando perdí el conocimiento, y me pareció estar presenciando una escena en Battle Creek. Estábamos reunidos en el auditorio del Tabernáculo. Se ofreció una oración, se cantó un himno, y nuevamente se ofreció una oración. Se hizo ante Dios una muy ferviente súplica. La reunión se caracterizaba por la presencia del Espíritu Santo [...]. Nadie parecía demasiado orgulloso como para no hacer una confesión sincera, y los que tomaron la iniciativa en este proceder eran los que tenían influencia, pero que antes no habían tenido el valor de confesar sus pecados. Había un regocijo como nunca antes se había oído en el Tabernáculo. Entonces desperté de mi inconsciencia, y por un rato no pude darme cuenta dónde estaba. Mi pluma estaba aún en mi mano. Se me dijeron estas palabras: “Esto es lo que podría haber sido. El Señor estaba esperando para hacer todo esto en favor de su pueblo. Todo el cielo estaba esperando para manifestar su benevolencia”. Pensé en dónde podríamos haber estado si en el último congreso de la Asociación General se hubiera realizado una obra cabal.—Testimonies for the Church 8:104-106, 5 de enero de 1903. Me he sentido profundamente impresionada por las escenas que recientemente han pasado ante mí en horas de la noche. Parecía que un gran movimiento—un reavivamiento—se producía en muchos lugares. Nuestros hermanos estrechaban filas en respuesta al llamado de Dios.—Testimonios para los Ministros, 515 (1913).¡No Luches Solo! Descubre el Poder Divino que Está a Tu Lado
Escrito por Elena G. de White en la voz de Pablo A. Valencia Trujillo 13 de Enero Ricas Corrientes de Gracia Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia; a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo que basta, abundéis para toda buena obra. 2 Corintios 9:8
domingo, 12 de enero de 2025
Una declaración de W. C. White
Una declaración de W. C. White
Le dije [a la Sra. Lida Scott] cómo mi madre consideraba la experiencia de la iglesia remanente, y en cuanto a su enseñanza positiva de que Dios no permitiría que esta denominación apostatase tan completamente que ocurriese el surgimiento de otra iglesia.—W. C. White a E. E. Andross, el 23 de mayo de 1915, Archivo de correspondencia de la Corporación White.
ES Lección 3 - PARA AGRADAR A DIOS - Notas y comentarios Elena G. White | Escuela sabática 2025
Dios nos considera sus hijos. Nos ha redimido del mundo abandonado, y nos ha escogido para que lleguemos a ser miembros de la familia real, hijos e hijas del Rey del cielo. Nos invita a confiar en él con una confianza más profunda y más fuerte que aquella que un hijo deposita en un padre terrenal. Los padres aman a sus hijos, pero el amor de Dios es más grande, más amplio, más profundo de lo que al amor humano le es posible ser. Es inconmensurable (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 141, 142).
La Bondad Infinita de Dios: ¿Estás Listo para Experimentarla?
Escrito por Elena G. de White en la voz de Pablo A. Valencia Trujillo 11 de Enero Hijos del Rey Celestial Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios: por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce a él. 1 Juan 3:1
sábado, 11 de enero de 2025
Se reafirma la confianza en la organización de la Iglesia Adventista
Ahora no podemos alejarnos del fundamento que Dios ha colocado. No podemos entrar en ninguna nueva organización, porque esto significaría apostatar de la verdad.—Mensajes Selectos 2:449 (1905).
Se me ha instruido que diga a los adventistas de todo el mundo que Dios nos ha llamado como un pueblo que ha de constituir un tesoro especial para él. El ha dispuesto que su iglesia en la tierra permanezca perfectamente unida en el Espíritu y el consejo del Señor de los ejércitos hasta el fin del tiempo.—Mensajes Selectos 2:458 (1908). A veces, cuando un pequeño grupo de hombres encargados del manejo general de la obra, procuró ejecutar en nombre de la Asociación General planes imprudentes y restringir la obra de Dios, he dicho que ya no podía considerar la voz de la Asociación General, representada por estos pocos hombres, como la voz de Dios. Pero esto no es decir que no deban respetarse las decisiones de un congreso de la Asociación General compuesto de una asamblea de hombres debidamente nombrados como representantes de todas partes del campo. Dios ordenó que tengan autoridad los representantes de su iglesia de todas partes de la tierra, cuando están reunidos en el congreso de la Asociación General. El error que algunos se hallan en el peligro de cometer estriba en dar a la mente y al juicio de un solo hombre o de un pequeño grupo de hombres, la plena medida de autoridad e influencia que Dios ha investido en su iglesia, en el juicio y la voz de la Asociación General congregada para planear la prosperidad y el progreso de su obra.—Joyas de los Testimonios 3:408-409 (1909). Dios ha investido a su iglesia con especial autoridad y poder, que nadie tiene derecho de desatender y despreciar; porque el que lo hace desprecia la voz de Dios.—Los Hechos de los Apóstoles, 133 (1911). Me siento animada y bendecida al comprender que el Dios de Israel sigue conduciendo a su pueblo y que continuará con él hasta el fin.—Mensajes Selectos 2:470 (1913).Lejos de las ciudades
Joyas de los Testimonios 3
Los que tienen algo que ver con la elección de un sitio para un sanatorio deben estudiar con oración el carácter y objeto de nuestra obra pro salud. Deben acordarse de que han de contribuir al restablecimiento de la imagen de Dios en el hombre. Deben dar, por un lado, los remedios que alivian los sufrimientos físicos, y por el otro, el Evangelio que alivia los sufrimientos del alma. Así serán verdaderos misioneros médicos. Deben implantar la verdad en muchos corazones. Ningún egoísmo, ninguna ambición personal debe admitirse en la elección de un sitio para nuestros sanatorios. Cristo vino a este mundo para enseñarnos a vivir y a trabajar. Aprendamos, pues, de él, a no elegir para nuestros sanatorios sitios que satisfagan nuestros gustos, sino los lugares que convengan mejor para nuestra obra. Se me ha mostrado que en nuestra obra médico misionera hemos perdido muchas ventajas por no comprender la necesidad de cambiar nuestros planes concernientes a la ubicación de nuestros sanatorios. Es la voluntad de Dios que estas instituciones se establezcan lejos de las ciudades. Debieran estar en el campo, y sus alrededores ser tan agradables como sea posible. En la naturaleza, huerto de Dios, los enfermos hallarán siempre algo que distraiga su atención de sí mismos y eleve sus pensamientos a Dios. Se me ha mostrado que los enfermos deben ser cuidados lejos del bullicio de las ciudades, lejos del ruido de los tranvías, y de los coches. Aun los habitantes del campo que vengan a nuestros sanatorios se congratularán de estar en un lugar donde reine la calma. En ese retiro, será más fácil que los pacientes sientan la influencia del Espíritu de Dios. El huerto de Edén, morada de nuestros primeros padres, era extremadamente hermoso. Graciosos arbustos y flores delicadas deleitaban los ojos a cada paso. En ese huerto, había árboles de toda especie, muchos de los cuales llevaban frutos perfumados y deliciosos. En sus ramas, las aves modulaban sus cantos de alabanza. Adán y Eva, en su pureza inmaculada, se regocijaban por lo que veían y oían en el Edén. Aun hoy, a pesar de que el pecado ensombreció la tierra, Dios desea que sus hijos se regocijen en la obra de sus manos. Colocar nuestros sanatorios en medio de las obras de la naturaleza es seguir el plan de Dios, y cuanto más minuciosamente sigamos dicho plan, tanto mayores milagros hará Dios para la curación de la humanidad doliente. Se deben elegir, para nuestras escuelas e instituciones médicas, lugares alejados de las obscuras nubes de pecado que cubren las grandes ciudades, lugares donde el Sol de justicia pueda nacer, trayendo “en sus alas ... salud.” Los hermanos dirigentes de nuestra obra deben dar instrucciones a fin de que nuestros sanatorios se establezcan en lugares agradables, lejos del bullicio de las ciudades, allí donde, gracias a sabias instrucciones, el pensamiento de los pacientes pueda ponerse en relación con el pensamiento de Dios. Muchas veces he descrito tales lugares, mas parecería que ningún oído haya prestado atención a lo que he dicho. Ultimamente, las ventajas que ofrecería el establecer nuestras instituciones, y particularmente nuestros sanatorios y escuelas, fuera de las ciudades, me han sido mostradas con claridad convincente. ¿Por qué tienen nuestros médicos tanto deseo de establecerse en las ciudades? Hasta la atmósfera de las ciudades está corrompida. En ellas, los enfermos que tienen hábitos depravados que vencer no pueden ser protegidos de un modo conveniente. Para las víctimas de la bebida, los bares de la ciudad constituyen una tentación continua. Colocar nuestros sanatorios en un ambiente impío, es contrarrestar los esfuerzos que se hagan para restablecer la salud de los pacientes. En el porvenir, la condición de las ciudades empeorará siempre más, y su influencia se reconocerá como desfavorable al cumplimiento de la obra encargada a nuestros sanatorios. Desde el punto de vista de la salud, el humo y el polvo de las ciudades son muy contraproducentes. Los enfermos que, en la mayoría de los casos, se ven encerrados entre cuatro paredes, se sienten como prisioneros en sus habitaciones. Cuando miran por la ventana, no ven más que casas y más casas. Los que están así encerrados en sus piezas propenden a meditar en sus sufrimientos y pesares. Hasta sucede a veces que ciertos enfermos quedan envenenados por su propia respiración. Muchos otros inconvenientes resultan también de establecer las instituciones médicas importantes en las ciudades grandes. ¿Por qué se habría de privar a los enfermos de las propiedades curativas que se hallan en la vida al aire libre? Se me ha mostrado que si a los enfermos se les estimula a salir de sus habitaciones y a pasar su tiempo al aire libre, a cultivar flores o a realizar algún trabajo fácil y agradable, su espíritu se desviará de su persona hacia objetos más favorables para su curación. El ejercicio al aire libre debiera prescribirse como una necesidad bienhechora y vivificadora. Cuanto más se pueda exponer al enfermo al aire vivificante, tanto menos cuidados necesitará. Cuanto más alegres sean los alrededores, tanto más henchido quedará de esperanza. Rodead a los enfermos de las cosas más hermosas de la naturaleza. Colocadlos donde puedan ver crecer las flores y oír el gorjeo de los pajaritos y su corazón cantará al unísono con los trinos de las aves. Encerradlos, por el contrario, en habitaciones, y se volverán tristes e irritables, por elegantemente amueblada que esté la pieza. Dadles los beneficios de la vida al aire libre. Elevarán su alma a Dios y obtendrán alivio corporal y espiritual. “¡Lejos de las ciudades!” Tal es mi mensaje. Hace mucho que nuestros médicos deberían haber advertido esa necesidad. Espero y creo que ahora verán su importancia, y ruego a Dios que así sea. Se acerca el tiempo cuando las grandes ciudades serán visitadas por los juicios de Dios. Antes de mucho, esas ciudades serán sacudidas con violencia. Cualesquiera que sean las dimensiones y la solidez de los edificios, cualesquiera que sean las precauciones tomadas contra el incendio, si el dedo de Dios toca esas casas, en algunos minutos o algunas horas quedarán reducidas a escombros. Las impías ciudades de nuestro mundo serán destruídas. Mediante las catástrofes que ocasionan actualmente la ruina de grandes edificios y de barrios enteros, Dios nos muestra lo que acontecerá en toda la tierra. Nos ha dicho: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que [el Hijo del hombre] está cercano, a las puertas.” Mateo 24:32, 33.*****
Durante años me ha sido dada luz especial acerca de nuestro deber de no centralizar nuestra obra en las ciudades. El ruido y bullicio que las llenan, las condiciones que en ellas crean los sindicatos y las huelgas, impedirán nuestra obra. Ciertos hombres tratan de lograr que los obreros de diferentes oficios se sindiquen. Tal no es el plan de Dios, sino el de una potencia que de ningún modo debemos reconocer. La Palabra de Dios se cumple: los malos parecen juntarse como haces preparados para ser quemados.
Debemos emplear ahora todas las capacidades que se nos han confiado para dar al mundo el último mensaje de misericordia. En esta obra debemos conservar nuestra individualidad. No debemos unirnos a sociedades secretas ni sindicatos. Debemos permanecer libres en Dios y esperar de Jesús las instrucciones que necesitamos. Todos nuestros movimientos deben realizarse comprendiendo la importancia de la obra que debemos hacer para Dios.*****
Me ha sido mostrado que las ciudades se llenarán de confusión, violencia y crímenes; y que todas estas cosas aumentarán hasta el fin de la historia del mundo.
Rumbo a la patria
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En la gran obra final encontraremos perplejidades que no sabremos resolver; pero no olvidemos que las tres grandes potestades del cielo están obrando, que una mano divina está sobre el timón y que Dios cumplirá sus promesas. El reunirá de todas partes del mundo un pueblo que le servirá en justicia.
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Nunca podrá la ciencia explicar la obra de la creación. ¿Qué ciencia puede explicar el misterio de la vida?
La teoría de que Dios no creó la materia cuando sacó al mundo a la existencia, no tiene fundamento. Al formar el mundo, Dios no se valió de materia preexistente. Por el contrario, todas las cosas, materiales o espirituales, comparecieron ante el Señor Jehová a la orden de su voz y fueron creadas para el propósito de él. Los cielos y todo su ejército, y todas las cosas que contienen, son no sólo la obra de sus manos, sino que llegaron a la existencia por el aliento de su boca. “Por la fe entendemos haber sido compuestos los siglos por la palabra de Dios, siendo hecho lo que se ve, de lo que no se veía.” Hebreos 11:3.
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