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Por el pastor Aubrey Duncan
No
sólo el registro profético es claro y conciso, sino que su cumplimiento
es innegable y se está desarrollando ante nuestros ojos.
Los
profetas de Dios siempre aciertan. Daniel había predicho el surgimiento
del papado romano y el papel que desempeñaría cuando ascendiera al
escenario mundial. Bajo la inspiración del Espíritu Santo de Dios,
escribió: “Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del
Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán
entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo” (Daniel
7:25).
Al predecir el ascenso y la caída de los imperios mundiales desde su cautiverio en Babilonia hasta la segunda venida de Jesucristo
, Daniel identificó a esas potencias imperiales como Babilonia,
Media/Persia, Grecia y Roma; primero en su forma pagana y luego en su
forma papal. Esas potencias fueron comparadas con bestias feroces que
competían por el dominio mundial (Daniel 7:17).
Juan
el Revelador retoma la historia y amplía el tema del papel del poder
papal. Profetizó: “Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar
una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y sobre sus cuernos
diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. La bestia que vi
era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como
boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande
autoridad. Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida
mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia”
(Apocalipsis 13:1-3).
Mientras
Juan narraba la desaparición y el resurgimiento de este gigantesco
coloso religioso y político, el siervo de Dios presentó el surgimiento
de una nueva nación fuera de la confederación papal. Profetizó: “El que
lleva en cautividad, irá en cautividad; el que mata a espada, a espada
debe ser muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos. Después
vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos como de
cordero, pero hablaba como dragón” (Apocalipsis 13:10-11).
Esa bestia con forma de cordero y dos cuernos representa acertadamente a los Estados Unidos de América
con sus dos centros de poder, el republicanismo y el protestantismo. El
primero, el republicanismo, simboliza la forma de gobierno establecida
por los padres fundadores: un gobierno del pueblo, para el pueblo y por
el pueblo, sin un rey o monarca que reprima al pueblo y dirija
unilateralmente el curso de la nación.
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