viernes, 25 de octubre de 2013

Nuestra Elevada Vocación.

Fieles donde estéis

Y les dijo: Id por todo el mundo; predicad el Evangelio a toda criatura.
Marcos 16:15.

La predicación del Evangelio incluye más que sermonear; y la obra no se limita al ministerio. Miles están ociosos cuando debieran estar trabajando en diversas formas para la salvación de las almas.—The Youth’s Instructor, 17 de junio de 1897.

Muchos se sienten conmovidos por la ambición de ministrar a otros. Que los tales aprendan a andar humildemente con Dios, a ser hacedores de su Palabra en el lugar donde están. Que aprendan a ser obedientes, a servir en cualquier especialidad donde puedan. Que aprendan a hacer la obra más humilde, y a comprender que están sirviendo a Cristo en cualquier circunstancia en que sean colocados. Al hacer un humilde trabajo físico podéis revelar el hecho de que Dios está con vosotros, y que estáis trabajando con los talentos que él os ha confiado. En el lugar donde estéis se os presentarán oportunidades y privilegios, y si procuráis servir a Dios, los veréis y los aprovecharéis. En las situaciones más humildes encontraréis ocasiones para el ejercicio de una firme integridad y fidelidad; y si sois fieles en servir a Dios en los lugares más bajos, se os confiarán responsabilidades. Si sois fieles en lo poco, ... estáis cultivando vuestra capacidad para servirle en campos más amplios.—The Youth’s Instructor, 7 de noviembre de 1895.  

Nos estamos acercando al final de la historia de esta tierra. Pronto nos encontraremos delante del gran trono blanco. Pronto habrán pasado vuestras oportunidades para trabajar. Por lo tanto, trabajad mientras se dice hoy. Cada verdadero creyente, con la ayuda de Dios, puede ver dónde está el trabajo que debe realizarse. Cuando el ser humano colabora con la voluntad de Dios, se hace omnipotente, y el obrero puede crear oportunidades. Vigilad las almas con quienes entráis en contacto. Buscad oportunidades para hablarles una palabra oportuna. No esperéis ser presentados, o hasta que os familiaricéis con ellos, antes de procurar salvar a las almas que perecen a vuestro alrededor. Si estáis dispuestos a trabajar con sinceridad, se abrirán caminos delante de vosotros para el cumplimiento de esta obra. Apoyaos en el brazo divino en busca de sabiduría, fortaleza, y habilidad para hacer la obra que Dios os ha dado.—The Youth’s Instructor, 24 de junio de 1897.

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