agosto 6, 2016
      
Las personas que se encuentran al frente de
 las instituciones del Señor tienen gran necesidad de la fuerza, la 
gracia y el poder sustentador de Dios, para que no caminen en contra de 
los principios sagrados de la verdad. Muchísimos individuos parecen 
incapaces de comprender la obligación que tienen de preservar la pureza 
de la verdad, libre del menor vestigio de error. Su peligro consiste en 
considerar la verdad como algo de baja estima, dejando así sobre las 
mentes la impresión de que lo que creamos no tiene gran importancia, 
siempre que, al llevar a cabo nuestros planes humanos, nos podamos 
exaltar ante el mundo como personas que ocupan una posición superior y 
los asientos más elevados.
Dios llama a hombres y mujeres de corazones
 tan cabales como el acero, que sin tomar en cuenta las circunstancias, 
mantengan una integridad inalterable. Llama a seres humanos que se 
mantengan separados de los enemigos de la verdad. Llama a hombres que no
 osarían apoyarse sobre el brazo de carne entrando en sociedadCobslos 
mundanos, ni siquiera con el fin de obtener medios para hacer avanzar la
 obra del Señor, aunque sea para la construcción de edificios. La 
alianza que Salomón llevó a cabo con los incrédulos le produjo oro y 
plata en abundancia, pero su prosperidad llegó a ser su propia ruina. 
Actualmente los hombres no son más sabios que él y están igualmente 
propensos a ceder ante las influencias que causaron su caída. Durante 
miles de años Satanás ha estado acumulando experiencia en el arte de 
engañar; y se acerca a los que viven en esta época con un poder casi 
irresistible. Nuestra única seguridad se encuentra en obedecer la 
Palabra de Dios, que nos ha sido dada como guía segura y consejero. Hoy,
 los que forman parte del pueblo de Dios deben mantenerse como 
personas distintas y separadas del mundo, de su espíritu y de sus 
influencias.*[The Review and Herald, 1 de febrero de 1906.]
“Salid de en medio de ellos, y apartaos”.2 Corintios 6:17.
 ¿Oiremos la voz de Dios y obedeceremos, o le prestaremos atención a 
medias a este asunto y trataremos de servir a Dios y a Mammón? Delante 
de nosotros hay un trabajo serio para cada uno. Los pensamientos 
correctos y los propósitos puros y santos no vienen a nuestra mente en 
forma natural. Tendremos que luchar para alcanzarlos. En todas nuestras 
instituciones: casas editoras, colegios y sanatorios, se deben arraigar 
los principios puros y santos. Si nuestras instituciones han de llegar a
 ser lo que Dios pretende que sean, los que tienen que ver con ellas no 
trazarán planes de acuerdo con los patrones de instituciones mundanas. 
Asumirán una posición peculiar, y serán gobernados y controlados por las
 normas bíblicas. No se colocarán en armonía con los principios del 
mundo con el fin de conseguir clientela. Ningún motivo ejercerá 
suficiente fuerza como para desviarlos de la línea recta del deber. Los 
que se encuentran bajo el control del Espíritu de Dios no buscarán sus 
propios placeres ni diversiones. Si Cristo preside sobre el corazón de 
los miembros de su iglesia, ellos responderán a la invitación: “Salid de
 ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados.
Consejos Sobre la Salud, p.287,288

 
No hay comentarios:
Publicar un comentario