“Este documento, fruto del trabajo de una numerosa comisión de
músicos y dirigentes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, fue
aprobado por el Concilio Anual de la Asociación General en 1972”.1
El
documento habla del surgimiento profético de la iglesia y de su misión
evangelizadora de alcance mundial. Postula que su mensaje distintivo
afecta a los miembros, a los departamentos y a la música de la
iglesia.
Reconoce a la música como un don de Dios, y un elemento importante para
la espiritualidad y la comunicación con Dios. Habla de su tremendo
poder para bien o para mal; de allí, la necesidad de sabiduría para
seleccionar la música de la iglesia.
Los principios generales, proporcionados por la revelación para la música, son los siguientes, según se lee en el documento:
(a) Glorificar a Dios y ayudar a adorarlo en forma aceptable (1 Cor. 10:31).
(b) Ennoblecer, elevar y purificar los pensamientos (Fil. 4:8).
(c) Influir en el desarrollo del carácter.
(d) Que posea una letra que esté en armonía con las enseñanzas bíblicas de la iglesia.
(e) Demostrar compatibilidad entre el mensaje de las palabras y de la música, evitando una mezcla de lo
sagrado y lo profano.
(f) Evitar los efectos teatrales y la ostentación vanidosa.
(g) Dar preeminencia al mensaje del texto, el cual no debería verse disminuido por los elementos musicales.
(h) Mantener el equilibrio entre los elementos emocionales, intelectuales y espirituales.
(i) Nunca comprometer los elevados principios de la dignidad y la excelencia, por querer alcanzar a la gente en el nivel en que se encuentre.
(j) Ser apropiada para cada ocasión, cada lugar y cada público.
(k) Evitar elementos mundanos que no expresen los ideales de la fe cristiana.
Estos principios sirven como criterios para la selección y la interpretación de la música de la iglesia.
1 Documento oficial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, votado en el concilio otoñal celebrado en la ciudad de México en 1972. Véase: “Los adventistas y la música”, El Ministerio Adventista (marzo-abril de 1974), pp. 16-19.
La música en la evangelización
Mientras mantiene los principios de la dignidad y la excelencia, esta música debe:
(1) Dirigir al oyente hacia Jesús. (2) Preparar al oyente para la predicación o ayudar en su respuesta.
(3) Ser interpretada por músicos de buen testimonio.
(4) Impresionar con la verdad bíblica.
(5) Ser ordenada y planificada.
(6) Ser simple y melódica, sin exhibicionismo personal.
(7) Dar prioridad a la predicación bíblica.
(8) Apelar a las emociones y al intelecto.
(9) Ser comprensible, y significativa para la audiencia.
En la evangelización juvenil, se invita a tener en cuenta los siguientes factores:
(1) Cuidar que el ritmo sea apropiado.
(2) Evitar distorsiones de la voz humana.
(3) No atraer la atención hacia los ejecutantes, por sus movimientos corporales o la vestimenta.
(4) Evitar la amplificación excesiva.
(5) Exaltar a Cristo, más que a la música
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