Joyas de los Testimonios 3
En los campos extranjeros la obra debe llevarse adelante con fervor e inteligencia, sin que se descuide en ningún sentido la obra en los Estados Unidos. No pasemos por alto ni descuidemos los campos que están a la misma sombra de nuestra puerta, como las grandes ciudades de nuestra tierra. Estos campos son tan importantes como cualquier campo extranjero.
El alentador mensaje de misericordia de Dios debe ser proclamado en las ciudades de América. Los hombres y las mujeres que viven en estas ciudades se enfrascan cada vez más en sus relaciones comerciales. Actúan desenfrenadamente en la creación de edificios cuyas torres se elevan hacia los cielos. Su mente rebosa de planes y designios ambiciosos. Dios ordena a cada uno de sus siervos y ministradores: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado.” Isaías 58:1. Demos gracias a Dios porque hay unos pocos obreros que hacen todo lo posible para levantar algunos monumentos para Dios en nuestras ciudades descuidadas. Recordemos que es nuestro deber dar aliento a estos obreros. Dios siente desagrado por la falta de aprecio y apoyo que sus hijos dan en esta tierra a los fieles obreros que trabajan en las grandes ciudades. La obra que debe hacerse en este campo es ahora mismo un problema vital. El tiempo actual ofrece la oportunidad más favorable que tendremos para trabajar en estos campos. Dentro de poco la situación será mucho más difícil.
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