Se necesita tanto el dinero como el servicio activo
Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda. Éxodo 25:2.
He oído a hombres y a mujeres, que han estado ocupados en el trabajo en las casas editoras y en el sanatorio, quejarse de que tienen que trabajar horas extras. Si no pueden dejar de trabajar después de ocho horas de labor, quedan insatisfechos. Pero estas mismas personas, cuando se meten en negocios para su propio beneficio privado, seguirán trabajando en total diez horas como lo hacen los negocios en los Estados Unidos, los cuales a menudo extienden su horario de trabajo a doce horas. No se quejan porque es para su propio interés personal. Es otra cosa cuando el tiempo se va a emplear en su propio beneficio especial que si se emplea para el servicio de Dios o del prójimo...
El servicio voluntario para ahorrar medios que son tan limitados es más satisfactorio que atesorar recursos. Con el motivo correcto en vista, tal tiempo será reconocido como dedicado al servicio de Dios. Este trabajo definido para Dios en edificar, plantar, en segar la cosecha, o en cualquier línea de trabajo, costará considerable reflexión y trabajo. Pero merece el esfuerzo. Dios multiplicará los recursos; ayudará a producir los medios.
Muchos ya están trabajando en esta línea, y siempre lo han hecho así. La dedicación de tiempo a Dios en cualquier línea de trabajo es una consideración de la mayor importancia. Algunos pueden usar la pluma o escribir una carta a un amigo lejano. Por medio de una labor personal consagrada podemos, de muchas maneras, hacer un servicio personal para Dios.
Algunos creen que si dan una parte de su dinero a la causa de Dios, eso es todo lo que se requiere de ellos, y el tiempo precioso que Dios les da, en el cual podrían hacer horas de servicio personal para Dios, pasa sin ser aprovechado. Es privilegio y deber de todos los que tienen salud y fuerza prestar a Dios un servicio activo. Los donativos de dinero no pueden ocupar el lugar de esto. Los que no tienen dinero pueden en cambio hacer trabajo personal, y aun en este trabajo puede hacerse dinero de varias maneras.
Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda. Éxodo 25:2.
He oído a hombres y a mujeres, que han estado ocupados en el trabajo en las casas editoras y en el sanatorio, quejarse de que tienen que trabajar horas extras. Si no pueden dejar de trabajar después de ocho horas de labor, quedan insatisfechos. Pero estas mismas personas, cuando se meten en negocios para su propio beneficio privado, seguirán trabajando en total diez horas como lo hacen los negocios en los Estados Unidos, los cuales a menudo extienden su horario de trabajo a doce horas. No se quejan porque es para su propio interés personal. Es otra cosa cuando el tiempo se va a emplear en su propio beneficio especial que si se emplea para el servicio de Dios o del prójimo...
El servicio voluntario para ahorrar medios que son tan limitados es más satisfactorio que atesorar recursos. Con el motivo correcto en vista, tal tiempo será reconocido como dedicado al servicio de Dios. Este trabajo definido para Dios en edificar, plantar, en segar la cosecha, o en cualquier línea de trabajo, costará considerable reflexión y trabajo. Pero merece el esfuerzo. Dios multiplicará los recursos; ayudará a producir los medios.
Muchos ya están trabajando en esta línea, y siempre lo han hecho así. La dedicación de tiempo a Dios en cualquier línea de trabajo es una consideración de la mayor importancia. Algunos pueden usar la pluma o escribir una carta a un amigo lejano. Por medio de una labor personal consagrada podemos, de muchas maneras, hacer un servicio personal para Dios.
Algunos creen que si dan una parte de su dinero a la causa de Dios, eso es todo lo que se requiere de ellos, y el tiempo precioso que Dios les da, en el cual podrían hacer horas de servicio personal para Dios, pasa sin ser aprovechado. Es privilegio y deber de todos los que tienen salud y fuerza prestar a Dios un servicio activo. Los donativos de dinero no pueden ocupar el lugar de esto. Los que no tienen dinero pueden en cambio hacer trabajo personal, y aun en este trabajo puede hacerse dinero de varias maneras.
Cada uno puede ser un obrero juntamente con Dios. Las horas que se han gastado generalmente en recreación que no han contribuido al descanso o a la renovación del cuerpo o del alma, pueden usarse en tratar de ayudar a alguna pobre alma que está necesitada de ayuda, en visitar a los pobres, los enfermos y los dolientes. Nuestro tiempo es de Dios, y como cristianos debemos usarlo para la gloria de Dios.—Manuscript Releases, 79, 80.