20 de febrero
Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios. 1 Timoteo 4:1.
Después de 1844 tuvimos que hacer frente a toda especie de fanatismos… Lo experimentado en lo pasado se repetirá. En lo porvenir las supersticiones satánicas cobrarán formas nuevas. El error será presentado de un modo agradable y halagüeño. Falsas teorías, revestidas de luz, serán presentadas al pueblo de Dios. Así procurará Satanás engañar a los mismos escogidos, si fuere posible. Se ejercerán influencias extremadamente seductoras e hipnotizarán las mentes.
Para cautivarlas, se introducirán todas las formas de corrupción similares a las que existieran entre los antediluvianos. La exaltación de la naturaleza como Dios, la desenfrenada licencia de la voluntad humana, los consejos de los impíos, son instrumentos de Satanás para alcanzar ciertos fines. Se valdrá del poder de la mente sobre la mente para ejecutar sus planes. Lo más triste de todo es que, colocados bajo esa influencia engañosa, los hombres tendrán una apariencia de piedad sin estar en verdadera comunión con Dios. Como Adán y Eva, que comieron el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, muchos se alimentan ahora de los frutos del error.
Los agentes satánicos revisten las falsas teorías de un vestido atractivo, así como en el huerto de Edén Satanás ocultó su identidad a nuestros primeros padres, hablándoles por intermedio de la serpiente. Esos agentes introducen en la mente humana lo que en realidad es un error mortal. La influencia hipnótica de Satanás se ejercerá sobre quienes se aparten de la Palabra de Dios para aceptar fábulas agradables.
A aquellos que han tenido más luz es a quienes Satanás trata con mayor empeño de seducir. Sabe que si puede engañarlos, ellos, bajo su dirección, habrán de revestir al pecado de ropas de justicia, y así extraviarán a muchos.
A todos digo: Estad apercibidos porque, semejante a un ángel de luz, Satanás entra en cada reunión de obreros cristianos y en cada iglesia, para atraer a los miembros a su lado. Se me ha ordenado que transmita al pueblo de Dios la amonestación: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado”. Gálatas 6:7.30Joyas de los Testimonios 3:270-272.
Maranata, p. 57.