El histórico documento se titula
“Hacer la voluntad de nuestro Padre en el cielo: hacia una asociación
entre judíos y cristianos”.
Por primera vez al cabo de dos mil años
de hostilidad, los rabinos ortodoxos reconocen teológicamente que el
cristianismo es parte del plan de Dios para la humanidad ya que «Dios
emplea muchos mensajeros para revelar su verdad».
El histórico documento, redactado por 25
destacados rabinos ortodoxos de Israel, Estados Unidos y Europa, ha
recogido en sólo una semana la firma de más de dos mil rabinos
ortodoxos.
El breve documento, que lleva por título
«Hacer la voluntad de nuestro Padre en el cielo: hacia una asociación
entre judíos y cristianos», cita autores clásicos como Maimónides o
Yehudah Halevi, para los cuales «al separar el judaísmo y el
cristianismo, Dios quería una separación entre socios, no una separación
entre enemigos».
Los rabinos ortodoxos afirman que
«ambos, judíos y cristianos, tiene una misión común, basada en el pacto
de la Alianza, para perfeccionar el mundo bajo la soberanía del
Todopoderoso. Ninguno de nosotros puede llevar a cabo la misión de Dios
en este mundo por separado».
El texto deja muy claro que «nuestra
asociación no minimiza de ninguna manera las diferencias entre las dos
comunidades y las dos religiones. Creemos que Dios emplea muchos
mensajeros para revelar su verdad».
Subraya también, que ambas comunidades
comparten la Revelación de la Torah judía y concluye presentando un
programa común: «Imitando a Dios, judíos y cristianos deben ofrecer
modelos de servicio, amor incondicional y santidad. Hemos sido creados a
imagen de Dios. Judíos y cristianos seguimos dedicados a la Alianza
jugando un papel activo juntos para redimir el mundo».
En una conferencia en Roma el Rabino
Rosen destacó la importancia de que esta iniciativa haya partido de
rabinos ortodoxos, y esté siendo aceptada con gran rapidez entre ellos,
«porque el gran desafío es que se sumen los ortodoxos».
Efectivamente, muchos rabinos del
judaísmo liberal miran ya con aprecio a los cristianos, pero el eje
doctrinal del judaísmo rabínico, corriente que permanece desde la
destrucción del Templo de Jerusalén, son precisamente los ortodoxos.
Rosen quitó importancia al desinterés de
los judíos jasídicos, que son pocos y «viven en aislamiento» respecto
al resto de la comunidad judía, pero consideró positivo que el documento
«haya sido criticado por el ala de la extrema derecha dentro de la
ortodoxia. Significa que están en el centro».
El nuevo documento, de carácter
teológico, es un gran paso respecto al «Dabru Emet» del año 2000, que
hacía notar la gran cantidad de puntos comunes y declaraba que el
nazismo no era cristiano sino anticristiano.
El documento recuerda que, al margen de
la hostilidad externa de las sinagogas oficiales contra los primeros
cristianos, la Iglesia primitiva estuvo formada por cristianos judíos y
cristianos gentiles, cada uno con sus costumbres, durante los primeros
tres siglos.
Recuerda también la condena a Marción,
por haber afirmado en el siglo II que las Escrituras del Nuevo
Testamento reemplazaban y anulaban las del Antiguo.