COMO TENER
ÉXITO
"Pues todo
es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos." 1 Crón. 29: 14.
Espero que Dios les dé prosperidad. Si nos sometemos a su cuidado y
buscamos su aprobación, tendremos buen éxito doquiera estemos y no importa qué
hagamos. Sin la bendición de Dios, la mayor prosperidad dejará de ser éxito.
Nuestra primera preocupación debiera ser tratar de conseguir que Dios sea
nuestro amigo. "Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo" (Isa. 27: 5).
No
nos habituemos a servirnos a nosotros mismos y a manifestar indiferencia por los
requerimientos de Dios. Ustedes son propiedad suya. Tengan principios bien
establecidos. Recuerden que Jesús los compró a un precio infinito. Mantengan
puros los pensamientos, pues son del Señor. Dénselos a él. No podemos merecer
nada de Dios. No podemos darle nada que no le pertenezca. ¿Retendremos lo que le
pertenece? No le robemos a Dios dedicando al mundo su tiempo, sus talentos y su
fuerza. Solicita sus afectos. Dénselos. Le pertenecen. Solicita cada momento de
su tiempo. Dénselos. Le pertenecen. Requiere su inteligencia. Dénsela. Le
pertenece.
Recuerden las palabras del apóstol inspirado: "No sois
vuestros. Porque habéis sido comprados por precio" (1 Cor. 6: 19, 20). Han sido
comprados. . . aunque perezcan. El Señor quiere disponer de su propiedad. Cuando
le hemos entregado a Dios el alma, el cuerpo y el espíritu, cuando hemos
mantenido el apetito bajo el dominio de una conciencia iluminada, cuando hemos
luchado contra cada concupiscencia con la conciencia de que cada órgano es
propiedad de Dios, destinado a su servicio, cuando todos nuestros afectos están
en armonía con el Señor, y que nuestra mira está puesta en las cosas "de arriba,
no en las de la tierra" (Col. 3: 2). Entonces le hemos dado al Señor lo que le
pertenece. ¡Oh Dios, "todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos". . .
Por ningún motivo vivan para ustedes mismos. Siempre hay quienes
necesitan la ayuda que ustedes pueden dar. Jesús se dio a sí mismo por nosotros.
¡Qué condescendencia! Sometamos al yo y seamos una bendición para los demás.
Glorifiquen a Dios al elegir su camino y su voluntad. Será el sabio Consejero de
ustedes, y un Amigo inmutable y siempre presente ( Carta 23 , del 24 de
diciembre de 1873, dirigida a Edson y Emma White).