viernes, 18 de mayo de 2012

Familia, trabajo y descanso

05/16/2012

Papa: “Familia, trabajo y descanso derechos fundamentales para el hombre”

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Benedicto XVI
Benedicto XVI

Benedicto XVI ha enviado un mensaje al nuevo presidente de la República Francesa Hollande con ocasión de su toma de posesión

Alessandro Specialeciudad del Vaticano

El trabajo no tendría que “obstaculizar” la familia, sino apoyarla, y el domingo tiene que seguir siendo un día de descanso, dedicado a “reforzar los vínculos familiares”. El papa Benedicto XVI ha elegido la Audiencia General en la Plaza de San Pedro, ante casi 11.000 peregrinos, para lanzar su llamamiento contra el trabajo dominical, introducido hace poco tiempo en Italia y contra el cual, en Europa, se ha formado una inédita coalición entre los sindicatos laicos y las asociaciones católicas.

La ocasión de la intervención del papa Ratzinger ha sido el Día Internacional de la Familia, instituido por la ONU y que fue celebrado ayer, teniendo como tema central el equilibrio entre familia y trabajo. Este último, ha dicho el Pontífice, “no debería obstaculizar la familia, más bien apoyarla y unirla, ayudarla a abrirse a la vida y a entrar en relación con la sociedad y con la Iglesia”.

Sobre todo, el papa ha expresado su deseo de que “el domingo, el día del Señor y Pascua de la semana, sea el día de descanso y la ocasión para reforzar los vínculos familiares”.

Durante la catequesis, dedicada a la oración en las Cartas de San Pablo, Benedicto XVI ha reflexionado en particular sobre la posibilidad, ofrecida por la oración, de abrirse, poniendo “nuestro tiempo a disposición de Dios”: “Nosotros experimentamos, más que en otras dimensiones de la existencia y de la vida cristiana, nuestra debilidad, nuestra pobreza, nuestro ser criaturas, porque nos encontramos ante la omnipotencia y la trascendencia de Dios”.

Para el papa, “con la oración experimentamos la libertad donada por el Espíritu: una libertad auténtica, que es libertad del mal y del pecado por el bien y por la vida, por Dios”. Pero esta “libertad del Espíritu” no tiene que ser confundida “ni con el libertinaje ni con la posibilidad de elegir el mal”. Esta es “fruto del Espíritu”, es decir “amor, felicidad, paz, magnanimidad, benevolencia, bondad, fidelidad, apacibilidad y dominio de uno mismo. Esta es la verdadera libertad, poder realmente seguir el deseo del bien, de la verdadera alegría, de la comunión con Dios y no sentirse oprimido por las circunstancias que nos guían hacia otras direcciones”.

Y si algunas veces en la oración “tenemos la impresión de que ninguno nos escucha", Benedicto XVI ha recordado que "no hay un grito humano que no sea escuchado por Dios”: “Precisamente en la oración constante y fiel -ha añadido- comprendemos con San Pablo que los sufrimientos del tiempo presente no obstaculizan la gloria futura que será revelada en nosotros”.

Por eso, “la oración no nos exenta de la prueba ni de los sufrimientos”, sino que “nos permite vivirlos y afrontarlos con una nueva fuerza, con la misma confianza que Jesús”.http://vaticaninsider.lastampa.it/es/homepage/vaticano/dettagliospain/articolo/papa-el-papa-pope-francia-france-15165/

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