miércoles, 16 de octubre de 2013

Nuestra Elevada Vocación.

Un índice del carácter

Ni palabras torpes, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen; sino antes bien acciones de gracias.
Efesios 5:4.

El carácter de una persona puede apreciarse con exactitud por la naturaleza de su conversación. ... Las bromas pueden agradar a las mentes comunes, y sin embargo esta clase de conducta ejerce una influencia destructiva para la espiritualidad. Os hablo colectiva e individualmente. Vigilad vuestras palabras. Que la sobriedad y un sólido sentido común caractericen vuestra conversación. No malgastéis la pureza y la nobleza de vuestras almas condescendiendo en participar en gastadas bromas, y en cultivar hábitos de conversación frívola.

El requerimiento de Dios es explícito en estos puntos, y presenta ante vosotros las obligaciones que os asisten como hijos de Dios. La Palabra de Dios dice: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por él”. Colosenses 3:17.—Carta 2, 1895.

¡Ojalá que cada uno de nuestros jóvenes comprendiera el mal de la conversación necia, y corrigiera el hábito de hablar palabras ociosas! Que cada uno que ha consentido en este pecado se arrepienta de él, y lo confiese ante Dios, y se aleje de él. Al hablar palabras necias habéis deshonrado el nombre de Cristo, porque lo habéis representado mal en carácter. En sus labios no se encontró palabra de engaño, ninguna palabra de prevaricación o falsedad. El pueblo que se describe como formando parte de los 144.000 tiene el nombre del Padre escrito en su frente, y de ellos se dice: “Y en sus bocas no ha sido hallado engaño; porque ellos son sin mácula delante del trono de Dios”. Apocalipsis 14:5 ...
¡Oh, si todos nuestros jóvenes formaran caracteres a la semejanza divina!—The Youth’s Instructor, 27 de junio de 1895.

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