miércoles, 2 de octubre de 2013

tened cuidado con lo que leéis

tened cuidado con lo que leéis

Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de sólida sabiduría a los rectos. Proverbios 2:6, 7.

La curiosidad de los hombres los ha conducido en todos los tiempos a buscar el árbol del conocimiento, y con frecuencia piensan que están sacando los frutos más elegidos, cuando, como Salomón en su investigación, descubren que todo es vanidad, y que no es nada en comparación con la ciencia de la verdadera santidad.—The Youth’s Instructor, 27 de octubre de 1898, pp. 845.

Los libros de los escritores incrédulos no deberían tener lugar en la biblioteca de aquellos que creen servir a Dios. Serían mejor material para vuestra estufa que alimento para la mente. Los libros de autores infieles han sido la causa de ruina para muchas almas. Los hombres han estudiado todos estos libros de inspiración satánica, y han quedado confundidos respecto de qué es la verdad. Satanás se pone al lado de los que abren un libro tal, y educará la mente que se ocupe de esta literatura y hechizará de tal modo el alma que casi será imposible romper la infatuación. Que ningún creyente se halague con la idea de su firmeza, y de que no será movido de la posición de su fe. No puede colocarse ninguna confianza en la naturaleza humana cuando el alma se separa de Dios.—The Youth’s Instructor, 23 de noviembre de 1893, pp. 365.

Estamos rodeados por la incredulidad. La misma atmósfera parece estar cargada con ella; y resistiremos su poder únicamente con el esfuerzo constante. Los que aprecian la salvación de su alma debieran descartar los libros de los infieles como rechazarían la lepra.

A los jóvenes quiero decir: Tened cuidado con lo que leéis. Mientras la mente sea dirigida por conductos equivocados mediante la lectura indebida, es imposible para vosotros hacer que la verdad de Dios sea vuestro constante tema de meditación. Si hubo alguna vez un tiempo cuando el conocimiento de las Escrituras era más importante que cualquier otra cosa, ese tiempo es ahora. Insto a los jóvenes y a los ancianos a que hagan de la Biblia su libro de texto. En ella encontraréis la verdadera norma para el carácter.—The Signs of the Times, 19 de mayo de 1887, pp. 1.

No dediquéis el precioso talento de la vista a leer aquello que no os beneficiará. ... Los poderes de la mente, el alma y el cuerpo deben santificarse para el servicio del Señor Jesús, quien os ha comprado con su sangre.—Carta 339, 1905, pp. 3.

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