viernes, 4 de julio de 2014

El fanatismo y el ruido no son evidencia de fe



Doy gracias a Dios que hablo en lenguas... pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar... a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.
1 Corintios 14:18, 19.

Primero debe arrancarse de raíz el error, luego el suelo queda preparado para que brote la buena semilla y lleve fruto para la gloria de Dios. El único remedio... es por medio de disciplina y organización. Un espíritu de fanatismo ha regido a cierta clase de observadores del sábado... Han bebido tan sólo pocos sorbos de la fuente de la verdad y no conocen el espíritu del mensaje del tercer ángel. Nada puede hacerse para esta clase hasta que corrija sus opiniones fanáticas. Algunos que estuvieron en el movimiento de 1854 han traído con ellos puntos de vista erróneos, tales como la no resurrección de los impíos y la era futura, y están tratando de unir esas opiniones y su experiencia pasada con el mensaje del tercer ángel. No pueden hacer eso; no hay concordia entre Cristo y Belial.

La no resurrección de los impíos y sus puntos de vista particulares con respecto al mundo futuro, son errores graves que Satanás ha introducido poco a poco entre las herejías de los últimos días para que sirvan a su propio propósito de arruinar almas. Esos errores no pueden estar en armonía con el mensaje de origen celestial.

Algunas de esas personas tienen manifestaciones de lo que llaman dones, y dicen que el Señor las ha colocado en la iglesia. Hablan una jerigonza incomprensible que llaman la lengua desconocida, y que lo es no sólo para los seres humanos, sino para el Señor y todo el cielo. Esos dones son fabricados por hombres y mujeres ayudados por el gran engañador. El fanatismo, la falsa agitación, el falso hablar en lenguas y los servicios ruidosos han sido considerados como dones que Dios ha colocado en la iglesia. Algunos han sido engañados. El fruto de todo esto no ha sido bueno. “Por sus frutos los conocerán”. El fanatismo y el ruido han sido considerados como evidencias especiales de la fe. Algunos no se quedan satisfechos con una reunión a menos que sientan cierto poder y momentos felices. Trabajan para esto y despiertan sentimientos de excitación, pero la influencia de tales reuniones no es benéfica. Una vez desaparecida la sensación fugaz de felicidad, descienden más bajo que antes de la reunión, porque su felicidad no proviene de la debida fuente. Las reuniones más provechosas para el progreso espiritual son aquellas que se caracterizan por la solemnidad y el escudriñamiento profundo del corazón; en las cuales cada uno procura conocerse a sí mismo y con fervor y profunda humildad se esfuerza por aprender de Cristo.—Testimonies for the Church 1:411, 412. Joyas de los Testimonios 1:161.

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