Al menos 14 personas murieron esta semana en varios países de Europa, víctimas de lluvias torrenciales que inundaron ciudades, anegaron subtes y vías ferroviarias, destruyeron rutas, obligaron a cerrar el Louvre y otros museos de París y provocaron daños materiales por centenares de millones de euros.
Después de semanas de lluvias torrenciales, que sumergieron a
gran parte de Europa en terribles inundaciones, los especialistas
anunciaban que el célebre río que atraviesa París alcanzaría el récord
de 6,5 metros por encima de su nivel normal.
Las autoridades de la capital francesa cerraron museos ubicados en las
inmediaciones, desplazaron miles de obras de arte, tapiaron
transformadores eléctricos y respiraderos del subte y cerraron
estaciones de la red de trenes expreso regionales (RER, por sus siglas
en francés).
Aunque las cosas no deberían empeorar, el gobierno decidió colocar el
centro de París en alerta naranja. "Con el agua nunca se sabe",
repitieron los ingenieros.
Extremadamente memoriosos, los franceses son capaces de declamar como la
tabla del 9 las fechas de las grandes crecidas: 6,18 metros en 1982;
7,1 metros en 1955, y el récord absoluto de 8,62 metros en 1910.
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