25 de abril
Me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Hechos 1:8.
En la comisión dada a los primeros
discípulos, se hallan incluidos los creyentes de todas las edades. Todo
el que aceptó el evangelio, recibió una verdad sagrada para impartirla
al mundo. El pueblo fiel de Dios fue siempre constituido por misioneros
activos, que consagraban sus recursos al honor de su nombre y usaban
sabiamente sus talentos en su servicio…
Los miembros de la iglesia de Dios deben
ser celosos de buenas obras, renunciar a las ambiciones mundanales, y
caminar en los pasos de Aquel que anduvo haciendo bienes. Con corazones
llenos de simpatía y compasión, han de ministrar a los que necesitan
ayuda, y comunicar a los pecadores el conocimiento del amor del
Salvador. Semejante trabajo requiere empeñoso esfuerzo, pero produce una
rica recompensa. Los que se dedican a él con sinceridad de propósito
verán almas ganadas para el Salvador…
“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven”. Apocalipsis 22:17.
A toda la iglesia incumbe el deber de dar esta invitación. Todo el que
la ha oído ha de hacer repercutir este mensaje por valles y montes:
“Ven”…
Cientos, sí, miles que han oído el mensaje
de salvación, están todavía ociosos en la plaza, cuando podrían estar
empleados en algún ramo de servicio activo. A los tales Cristo les dice:
“¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?” y añade: “Id también
vosotros a la viña”. Mateo 20:6, 7.
¿Por qué muchos más no responden al llamado? ¿Es porque se consideran
excusados por el hecho de no predicar desde el púlpito? Ojala entiendan
que hay una obra que debe hacerse fuera del púlpito, por miles de
consagrados miembros laicos.
Largo tiempo ha esperado Dios que el
espíritu de servicio se posesione de la iglesia entera, de suerte que
cada miembro trabaje por él según su capacidad. Cuando los miembros de
la iglesia de Dios efectúen su labor señalada en los campos menesterosos
de su país y del extranjero, en cumplimiento de la comisión evangélica,
pronto será amonestado el mundo entero, y el Señor Jesús volverá a la
tierra con poder y grande gloria. “Y será predicado este evangelio del
reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces
vendrá el fin”. Mateo 24:14
Maranata, p.126
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