Temor ampliamente difundido en cuanto al futuro
El
momento actual es de interés abrumador para todos los que viven. Los
gobernantes y los estadistas, los hombres que ocupan puestos de
confianza y autoridad, los hombres y mujeres pensadores de todas las
clases, tienen la atención fija en los acontecimientos que se producen
en derredor nuestro. Observan las relaciones que existen entre las
naciones. Observan la intensidad que se apodera de todo elemento
terrenal, y reconocen que algo grande y decisivo está por acontecer, que
el mundo se encuentra en víspera de una crisis espectacular.—La Historia de Profetas y Reyes, 394 (1914).
El tiempo de angustia, que irá en aumento hasta el fin, está a las puertas. No tenemos tiempo que perder. El mundo está agitado con el espíritu de guerra. Las profecías del capítulo once de Daniel casi han alcanzado su cumplimiento final.—The Review and Herald, 24 de noviembre de 1904.
El tiempo de angustia—angustia como no ha habido desde que hubo nación (Daniel 12:1)—es inminente, y nos encontramos como las vírgenes dormidas. Debemos despertar y pedirle al Señor Jesús que nos sostenga con su brazos eternos y nos lleve a través del tiempo de prueba que está ante nosotros.—Manuscript Releases 3:305 (1906).
El mundo se está volviendo más y más anárquico. Pronto una gran angustia sobrecogerá a las naciones, una angustia que no cesará hasta que Jesús venga.—The Review and Herald, 11 de febrero de 1904. Estamos en vísperas del tiempo de angustia y nos esperan dificultades apenas sospechadas.—Joyas de los Testimonios 3:306 (1909). Nos hallamos en el mismo umbral de la crisis de los siglos. En rápida sucesión se seguirán unos a otros los castigos de Dios: incendios e inundaciones, terremotos, guerras y derramamiento de sangre.—La Historia de Profetas y Reyes, 208 (1914). Tiempos tormentosos están delante de nosotros, pero no profiramos una palabra de descreimiento o desánimo.—Servicio Cristiano Eficaz, 169 (1905).
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