No pertenecemos a ese grupo que define el tiempo exacto que transcurrirá antes de la segunda venida de Jesús con poder y gran gloria. Algunos han fijado una fecha, y cuando esta ha pasado, su espíritu presuntuoso no ha aceptado la reprensión, sino que han fijado otra y otra fecha. Pero muchos fracasos sucesivos los han identificado como falsos profetas.—Fundamentals of Christian Education, 335 (1895).
Dios no le da a ningún hombre un mensaje de que pasarán cinco o diez o veinte años antes de que concluya la historia de esta tierra. El no quiere darle a ningún ser viviente una excusa para demorar la preparación para su venida. El espera que nadie diga, como lo hizo el siervo infiel: “Mi señor tarda en venir”, porque esto conduce a un descuido temerario de las oportunidades y privilegios para prepararnos para ese gran día.—The Review and Herald, 27 de noviembre de 1900.
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