viernes, 1 de julio de 2022

Cómo identificar un Falso Profeta

 

Los israelitas preguntaron al Señor: » ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?» (Deut. 18:21). Juan escribió a la iglesia: «Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo» (1 Juan 4:1).

Veamos que dice la Biblia para ponerlos a prueba.

1. La Profecía se cumple: Moisés dijo a los Israelitas: «Si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él» (Deut. 18:22; ver Jer. 28:8, 9). A primera vista, esta es una buena prueba que, sin embargo, a menudo es difícil de aplicar. Las profecías de un falso profeta también podrían cumplirse (Deut. 13:1, 2), pero en estos casos contradicen a la Palabra de Dios. Esto sugiere que esta prueba no es suficiente para saber si un profeta es de Dios.

2. No contradice la Palabra de Dios. Esta prueba asume que la iglesia ha recibido el mensajes de Dios y que es capaz de usarlos para evaluar nuevas revelaciones. Por ejemplo, dado que la Ley de Dios prohíbe adorar ídolos, un profeta que dirige a otros a adorar otros dioses sería un falso profeta (Deut. 13:2). El mensaje de un nuevo profeta tiene que estar de acuerdo con las revelaciones previas de Dios (Isa. 30:8). La persona que recibe la nueva revelación debe tener un profundo conocimiento personal de la Biblia, para evaluar la veracidad de la nueva revelación. En el Nuevo Testamento, la revelación de Dios a través de Jesucristo llegó a ser la prueba central, junto con la Palabra escrita, para determinar si un profeta era verdadero (1 Juan 4:2, 3; Juan 17:17). Aún esta prueba puede ser falsifica. El apóstol Pablo escribió acerca de «falsos apóstoles […] que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz» (2 Cor. 11:13, 14). Y sin embargo, los que conocen la verdad tal como es en Jesús no serán engañados.

3. Vivir la Palabra. Los falsos profetas no viven a la altura de las leyes de Dios y no se pronuncian claramente contra el pecado. El profeta Ezequiel acusó a los falsos profetas: «Por cuanto entristecisteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del impío, para que no se apartase de su mal camino, infundiéndole ánimo» (Eze. 13:22). Los falsos profetas también eran arrogantes (2 Ped. 2:18), engañadores (Hech. 13:6-10), y a menudo predicaban solo por la paga (2 Ped. 2:3, 13). Su vida no estaba en armonía con la palabra revelada de Dios. Las personas pueden dar la impresión de ser santas, incluso de hablar lo correcto, y sin embargo Jesús dijo que son como lobos vestidos de ovejas (Mat. 7:15).

4. Por sus frutos. Jesús mismo estableció esta prueba. Dijo: «Por sus frutos los conoceréis […]. Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos» (Mat. 7:16, 17). Es parecida a la tercera prueba, pero va más allá, al preguntar: ¿Cuáles son los resultados del ministerio de una persona que dice ser profeta? Su ministerio ¿edifica a la iglesia? Esta prueba requiere tiempo, pero la mentira y el engaño tarde o temprano son revelados.

Fuente: https://pastor.adventistas.org/es/profetas-verdaderos-y-falsos/

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