lunes, 11 de noviembre de 2024

“Soy mozo pequeño”


En el principio de su reinado, Salomón oró así: “Jehová Dios mío, tú has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre: y yo soy mozo pequeño, que no sé cómo entrar ni salir.” 1 Reyes 3:7. Salomón había sucedido a David su padre en el trono de Israel. Dios le honró muchísimo, y sabemos que Salomón llegó a ser más tarde el mayor, el más rico y el más sabio de los reyes que se hayan sentado sobre un trono terrenal. En el principio de su reinado, por influencia del Espíritu Santo, Salomón comprendió la solemnidad de sus responsabilidades, y aunque rico en talentos y capacidades, admitió que sin el auxilio divino era tan incapaz frente a su tarea como un mozo pequeño. Jamás fué Salomón más rico o más sabio o más grande que cuando hizo a Dios esta confesión: “Yo soy mozo pequeño, que no sé cómo entrar ni salir.” El Señor se le apareció en un sueño, y le dijo: “Pide lo que quisieres que yo te dé.” Fué en esa circunstancia cuando Salomón expresó su incapacidad y pidió la ayuda divina. Continuó diciendo: “Tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud.” Da pues a tu siervo corazón dócil para juzgar a tu pueblo, para discernir entre lo bueno y lo malo: porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? “Y agradó delante de Adonai que Salomón pidiese esto. Y díjole Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, mas demandaste para ti inteligencia para oír juicio; he aquí lo he hecho conforme a tus palabras: he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no haya habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria: tal, que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días.” Ahora, he aquí las condiciones: “Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.” “Y como Salomón despertó, vió que era sueño: y vino a Jerusalem, y presentóse delante del arca del pacto de Jehová, y sacrificó holocaustos, e hizo pacíficos; hizo también banquete a todos sus siervos.” 1 Reyes 3:8-15.

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