LA GRANDEZA DE LA
HUMILDAD
"Porque
todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por
causa de mí, éste la salvará. " Luc. 9: 24.
Cristo dio a sus
discípulos una lección sumamente importante con respecto a cómo debían ser. "En
el reino que estableceré -les dijo-, la lucha por la supremacía no tendrá cabida
alguna. Todos ustedes son hermanos. Todos mis siervos serán iguales. La única
grandeza que se reconocerá será la de la humildad y la devoción en el servicio
de los demás. El que se humille será ensalzado, y el que se ensalce será
humillado. El que trate de servir a los demás mediante la abnegación y el
sacrificio, recibirá los atributos de carácter que lo recomendarán ante mi
Padre, y desarrollará sabiduría, verdadera paciencia, tolerancia, bondad y
compasión. Esto le dará el primer lugar en el reino de Dios".
El Hijo de
Dios se humilló para convertirse en el siervo del Señor. Se sometió a la bajeza
y al sacrificio, incluso a la muerte, para dar libertad y vida, y un lugar en su
reino a los que creyeran en él. Dio su vida en rescate por muchos. Esto debiera
bastar para que se avergonzaran de su conducta todos los que continuamente están
tratando de ocupar el primer lugar y luchan siempre por la supremacía.
"Si alguno quiere venir en pos de mí "-dijo Cristo-", niéguese a sí
mismo, tome su cruz cada día, y sígame" (Luc. 9: 23). Esta es la prueba del
discipulado. Si los miembros de la iglesia fueran hacedores de la Palabra, como
solemnemente se comprometieron hacerlo en ocasión de su bautismo, amarían a sus
hermanos y estarían tratando continuamente de fomentar la unidad y la armonía. .
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Los que creen en Cristo y caminan humildemente con él sin luchar por
la supremacía, y tratan de ver qué pueden hacer para ayudar, bendecir y
fortalecer las almas de los demás, colaboran con los ángeles que sirven a los
herederos de la salvación. Jesús les da gracia, sabiduría y justicia, y los
convierte en bendición para todos aquellos con quienes se relacionan. Mientras
más humildes son en su propia opinión, más bendiciones reciben de Dios, porque
éstas no los exaltan. Usan correctamente sus bendiciones, porque las reciben
para impartirlas.
Los ángeles servidores reciben instrucción procedente
del trono de Dios para colaborar con los instrumentos humanos. Reciben la gracia
de Cristo para impartirla a los hombres ( Manuscrito 165 , del 13 de diciembre
de 1898, "La humildad: Prueba de discipulado").