"Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído
Babilonia, la
gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su
fornicación." (Apoc. 14: 8).
El mensaje del segundo ángel de Apocalipsis
14 fue proclamado por primera vez en el verano de 1844, y se aplicaba entonces
más particularmente a las iglesias de los Estados Unidos de Norteamérica, donde
la amonestación del juicio había sido también más ampliamente proclamada y más
generalmente rechazada, y donde la decadencia de las iglesias había sido más
rápida. Pero el mensaje del segundo ángel no alcanzó su cumplimiento total en
1844. Las iglesias decayeron entonces moralmente por haber rechazado la luz del
mensaje del advenimiento; pero esta decadencia no fue completa. A medida que
continuaron rechazando las verdades especiales para nuestro tiempo, fueron
decayendo más y más. Sin embargo aún no se puede decir: "¡Ha caído, ha caído
Babilonia, la
gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su
fornicación!" Aún no ha dado de beber a todas las naciones. (Nota: *CS, 440.)
Dios tiene aún un pueblo en Babilonia; y antes que los
juicios del cielo la visiten, estos fieles deben ser llamados para que salgan de
la ciudad y no tengan parte en sus pecados ni en sus plagas. (Nota: *CS, 662.)
Este es el mismo mensaje que dio el segundo ángel. Babilonia ha caído "porque ha
hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación". ¿Qué es
este vino? Sus falsas doctrinas. Ha dado al mundo un falso día de reposo en
lugar del sábado del cuarto mandamiento, y ha repetido la mentira que Satanás le
dijo al principio a Eva en el Edén, es decir, la inmortalidad del alma. Muchos
errores semejantes ha esparcido por todas partes "enseñando como doctrinas,
mandamientos de hombres" (Mat. 15: 9). . .
En la última obra de
amonestar al mundo, se formulan dos llamados diferentes a las iglesias. El
mensaje del segundo ángel es: "Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad,
porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su
fornicación". Y en el fuerte clamor del mensaje del tercer ángel se oye una voz
del cielo que dice: "Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de
sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado
hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades"Salid de ella, pueblo mío,
para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;
porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus
maldades" (Apoc. 18: 4, 5). 170 (Nota: *BC7, 985