Los beneficios del orden y la regularidad
Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os es dada en Cristo Jesús; que en todas las cosas sois enriquecidos en él, en toda lengua y en toda ciencia. 1 Corintios 1:4, 5.
Hay necesidad de cultivar toda gracia que Jesús ... ha puesto a nuestro alcance; porque únicamente esa gracia puede remediar nuestros defectos; solamente Cristo puede transformar el carácter. Y Dios quiere que manifestemos esta gracia, tan ricamente provista, tanto en las cosas pequeñas como en las grandes de la vida. ... Nuestro Dios es un Dios de orden, y él desea que sus hijos quieran ponerse en orden bajo su disciplina. ... Si los jóvenes forman hábitos de regularidad y orden, mejorarán en salud, en disposición, en memoria y en estado de ánimo.
Es el deber de todos observar estrictamente ciertas reglas en los hábitos de vida. Esto es para vuestro propio bien, queridos jóvenes, tanto psíquica como moralmente. Cuando os levantáis en la mañana, tomad en consideración, hasta donde sea posible, la obra que debéis realizar durante el día. Si es necesario, tened una libretita para anotar las cosas que debéis hacer, y disponed un tiempo para hacer vuestra obra. ... Los hábitos lentos y dilatorios hacen que una cosa pequeña se realice con mucho trabajo. Pero si queréis, podéis vencer estos hábitos de lentitud y desorden. El ejercicio de la fuerza de voluntad hará que las manos se muevan diestramente.
Estas cosas han sido consideradas como cosas pequeñas y casi indignas de tenerse en cuenta. Pero muchos están engañados acerca de la importancia de estas cosas pequeñas. Se preocupan mucho del gran todo. Dios no considera sin importancia ninguna cosa que pertenezca al bienestar de la familia humana. El dió a su Hijo unigénito, para el cuerpo tanto como para el alma, y todo debe consagrarse a él. ... Puede introducirse una gran verdad en las cosas pequeñas; la religión práctica debe llevarse a los deberes humildes de la vida cotidiana. Y en el cumplimiento de estos deberes estáis formando caracteres que deberán soportar la prueba del juicio. Entonces, en cualquier posición que se os coloque, cualesquiera sean vuestros deberes, hacedlos noble y fielmente, comprendiendo que todo el cielo contempla vuestra obra.—The Youth’s Instructor, 28 de enero de 1897, pp. 25, 26.
Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os es dada en Cristo Jesús; que en todas las cosas sois enriquecidos en él, en toda lengua y en toda ciencia. 1 Corintios 1:4, 5.
Hay necesidad de cultivar toda gracia que Jesús ... ha puesto a nuestro alcance; porque únicamente esa gracia puede remediar nuestros defectos; solamente Cristo puede transformar el carácter. Y Dios quiere que manifestemos esta gracia, tan ricamente provista, tanto en las cosas pequeñas como en las grandes de la vida. ... Nuestro Dios es un Dios de orden, y él desea que sus hijos quieran ponerse en orden bajo su disciplina. ... Si los jóvenes forman hábitos de regularidad y orden, mejorarán en salud, en disposición, en memoria y en estado de ánimo.
Es el deber de todos observar estrictamente ciertas reglas en los hábitos de vida. Esto es para vuestro propio bien, queridos jóvenes, tanto psíquica como moralmente. Cuando os levantáis en la mañana, tomad en consideración, hasta donde sea posible, la obra que debéis realizar durante el día. Si es necesario, tened una libretita para anotar las cosas que debéis hacer, y disponed un tiempo para hacer vuestra obra. ... Los hábitos lentos y dilatorios hacen que una cosa pequeña se realice con mucho trabajo. Pero si queréis, podéis vencer estos hábitos de lentitud y desorden. El ejercicio de la fuerza de voluntad hará que las manos se muevan diestramente.
Estas cosas han sido consideradas como cosas pequeñas y casi indignas de tenerse en cuenta. Pero muchos están engañados acerca de la importancia de estas cosas pequeñas. Se preocupan mucho del gran todo. Dios no considera sin importancia ninguna cosa que pertenezca al bienestar de la familia humana. El dió a su Hijo unigénito, para el cuerpo tanto como para el alma, y todo debe consagrarse a él. ... Puede introducirse una gran verdad en las cosas pequeñas; la religión práctica debe llevarse a los deberes humildes de la vida cotidiana. Y en el cumplimiento de estos deberes estáis formando caracteres que deberán soportar la prueba del juicio. Entonces, en cualquier posición que se os coloque, cualesquiera sean vuestros deberes, hacedlos noble y fielmente, comprendiendo que todo el cielo contempla vuestra obra.—The Youth’s Instructor, 28 de enero de 1897, pp. 25, 26.