LAS CIUDADES DEL OESTE
Hay una obra que debe ser
realizada en California -una obra que ha sido extrañamente descuidada. No se
atrase más esta obra. Estemos preparados para entrar por las puertas que se
hallen abiertas para la presentación de la verdad. Se ha trabajado un poco en la
populosa ciudad de LAS CIUDADES DEL OESTE
Hay una obra que debe ser
realizada en California -una obra que ha sido extrañamente descuidada. No se
atrase más esta obra. Estemos preparados para entrar por las puertas que se
hallen abiertas para la presentación de la verdad. Se ha trabajado un poco en la
populosa ciudad de San Francisco, pero al estudiar el
campo vemos claramente que tan sólo hemos comenzado. Tan pronto como sea posible
hay que realizar campañas de evangelización en diferentes sectores de esta
ciudad, y también en Oakland. No se comprende cuánta perversidad hay en
San
Francisco.
Nuestra obra en esta ciudad debe ampliarse y profundizarse. Dios ve en ella a
muchas almas que deben ser salvadas (Testimonies, tomo 7, pág. 110. Año 1902).
¿No haremos todo lo que podamos para establecer la obra en las grandes
ciudades de San
Francisco y
Oakland, y en todas las demás ciudades de California? Miles y miles de personas
que viven en las ciudades que nos rodean necesitan ayuda en diferentes formas.
Comprendan los ministros del Evangelio que el Señor Jesucristo dijo a sus
discípulos: "Vosotros sois la luz del mundo" "(Mat. 5: 14) (Manuscrito 79,
1900).
En las grandes ciudades, tales como San Francisco, hay que celebrar
reuniones bajo carpas con buenos equipos; porque de aquí a no mucho tiempo estas
ciudades sufrirán bajo los juicios de Dios. San Francisco y Oakland están
llegando a ser como Sodoma y Gomorra y el Señor las visitará con su ira
(Manuscrito 114, 1902). (Nota: Nota: Esto fue escrito en 1902, y San Francisco fue destruida por un
terremoto en 1906.*)
San Francisco ha sido visitada con
duros juicios, pero Oakland hasta ahora ha sido misericordiosamente preservada.
Llegará el tiempo cuando nuestro trabajo en esos lugares será interrumpido, de
manera que es importante que ahora se lleven a cabo esfuerzos vigorosos para
proclamar el mensaje de Dios a sus habitantes (Manuscrito 25, 1908).
La
obra que se lleva a cabo en San Francisco es una buena obra.
Pero a cada paso hay que velar y orar, porque muchas cosas ocurrirán para
confundir y enredar a los obreros. Hermanos míos, se me ha ordenado que os diga:
"Velad y orad". Velad a fin de no poneros en el camino de la obra de Dios,
realizando una impresión que dañe la verdad. Revestid vuestra profesión con una
conducta honesta. Apreciad la gracia del Espíritu Santo a fin de no llegar a ser
estorbos en el camino de la obra de Dios. Enderezad las sendas que recorren
vuestros pies, no sea que el cojo sea desviado del camino (Manuscrito 105,
1902).
Mi alma está llena de remordimiento -no puedo expresarlo en otra
forma- debido a que lugares como éste [Petaluma] hayan sido dejados de lado. Una
vez en mucho tiempo un ministro ha ido a ese lugar para hablar a los creyentes,
pero no se ha realizado ningún esfuerzo para presentar la verdad a la gente.
Cuál ha sido la razón por la que Petaluma ha sido descuidada es algo que escapa
a mi comprensión. Está tan cerca de San Francisco, pero en lo que
concierne a la predicación de la verdad parecería como si estuviese en África.
Hay una obra que hacer en San Francisco y en Oakland y
alrededor de estas ciudades. Hay que trabajar en los pueblos vecinos. Veo que
existe una tremenda necesidad de que nuestros ministros obtengan el espíritu de
la proclamación en alta voz antes de que sea demasiado tarde para trabajar en
favor de la conversión de las almas (Carta 113, 1902).
Durante algunos
meses hemos estado planeando llevar a cabo reuniones al aire libre cerca de
Santa Elena, Calistoga y en otros lugares del Valle de Napa. La primera de ellas
se efectuó el domingo 7 de junio en Hot Springs Park, en Calistoga. La
asociación nos prestó algunas sillas plegadizas. Los miembros de la iglesia de
Calistoga están deseosos de llevar la verdad a los que aún no la conocen, de
manera que realizaron cuidadosos preparativos para la reunión. Confiábamos en
que las reuniones al aire libre serían el medio para alcanzar a algunas personas
que no asistirían a una iglesia. Y precisamente esto fue lo que ocurrió.
Aunque en ese día hacía un calor sofocante, un buen número de personas
asistió a la reunión. El Señor me concedió mucha libertad de expresión. La gente
parecía disfrutar mucho de la reunión, y se decidió celebrar otras reuniones en
ese mismo lugar el sábado y el domingo siguientes. Nuestros miembros se
reunieron temprano el domingo de mañana y pasaron el día juntos al aire libre
bajo los árboles. El domingo siguiente asistió un número mayor de personas que
el domingo anterior.
Esperamos continuar estas reuniones al aire libre.
Estoy, convencida de que por medio de ellas es posible producir mucho bien.
Celebraremos la próxima cerca de Santa Elena, si es que podemos encontrar un
lugar aprobado.
Deseamos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para
amonestar a los que viven a nuestro alrededor acerca de la pronta venida del
Salvador. Siento un profundo interés y aprecio por quienes aún no conocen la
verdad para este tiempo (Review and Herald, 14 de julio, 1903).
Hay una
obra que debe realizarse en los Ángeles. En el sur de California, como también
en muchos otros lugares, hay oportunidades promisorias para trabajar en relación
con los lugares de curación o colonias de enfermos. Nuestros pastores y
colportores deberían estar en esos lugares a la espera de oportunidades para
presentar el mensaje, y celebrando reuniones cuandoquiera que puedan hacerlo. .
. Deben presentar la Palabra de Dios con claridad y poder, para que los que
quieren escuchar, oigan la verdad. Los oradores deben ir a distintas localidades
en el sur de California para colocar la verdad presente en el camino de las
personas que no la conocen (Manuscrito 105, 1902).
He recibido
instrucción especial acerca del carácter y la magnitud de la obra que debe
realizarse en Los Ángeles. Varias veces se han enviado mensajes concernientes al
deber que pesa sobre nosotros de proclamar con poder en esa ciudad el mensaje
del tercer ángel (Review and Herald, 2 de marzo, 1905).
Hay una obra
importante que debe efectuarse en las ciudades de Redlands y Riverside. Las
iglesias que hay allí deben crecer. Que la obra progrese (Carta 193, 1905).
Se cometería un error al edificar o comprar grandes edificios en las
ciudades del sur de California. los que ven grandes ventajas en esto carecen de
comprensión.
Hay una gran obra que debe realizarse en hacer resonar el
mensaje evangélico para este tiempo en estas ciudades populosas, pero el poner
muebles y accesorios en grandes edificios para llevar a cabo una obra
aparentemente maravillosa ha sido un error. El Señor desea que los hombres anden
humildemente con él. El mensaje de amonestación debe hacerse resonar en las
ciudades populosas y perversas (Manuscrito 30, 1903, pero al estudiar el
campo vemos claramente que tan sólo hemos comenzado. Tan pronto como sea posible
hay que realizar campañas de evangelización en diferentes sectores de esta
ciudad, y también en Oakland. No se comprende cuánta perversidad hay en
San
Francisco.
Nuestra obra en esta ciudad debe ampliarse y profundizarse. Dios ve en ella a
muchas almas que deben ser salvadas (Testimonies, tomo 7, pág. 110. Año 1902).
¿No haremos todo lo que podamos para establecer la obra en las grandes
ciudades de San
Francisco y
Oakland, y en todas las demás ciudades de California? Miles y miles de personas
que viven en las ciudades que nos rodean necesitan ayuda en diferentes formas.
Comprendan los ministros del Evangelio que el Señor Jesucristo dijo a sus
discípulos: "Vosotros sois la luz del mundo" "(Mat. 5: 14) (Manuscrito 79,
1900).
En las grandes ciudades, tales como San Francisco, hay que celebrar
reuniones bajo carpas con buenos equipos; porque de aquí a no mucho tiempo estas
ciudades sufrirán bajo los juicios de Dios. San Francisco y Oakland están
llegando a ser como Sodoma y Gomorra y el Señor las visitará con su ira
(Manuscrito 114, 1902). (Nota: Nota: Esto fue escrito en 1902, y San Francisco fue destruida por un
terremoto en 1906.*)
San Francisco ha sido visitada con
duros juicios, pero Oakland hasta ahora ha sido misericordiosamente preservada.
Llegará el tiempo cuando nuestro trabajo en esos lugares será interrumpido, de
manera que es importante que ahora se lleven a cabo esfuerzos vigorosos para
proclamar el mensaje de Dios a sus habitantes (Manuscrito 25, 1908).
La
obra que se lleva a cabo en San Francisco es una buena obra.
Pero a cada paso hay que velar y orar, porque muchas cosas ocurrirán para
confundir y enredar a los obreros. Hermanos míos, se me ha ordenado que os diga:
"Velad y orad". Velad a fin de no poneros en el camino de la obra de Dios,
realizando una impresión que dañe la verdad. Revestid vuestra profesión con una
conducta honesta. Apreciad la gracia del Espíritu Santo a fin de no llegar a ser
estorbos en el camino de la obra de Dios. Enderezad las sendas que recorren
vuestros pies, no sea que el cojo sea desviado del camino (Manuscrito 105,
1902).
Mi alma está llena de remordimiento -no puedo expresarlo en otra
forma- debido a que lugares como éste [Petaluma] hayan sido dejados de lado. Una
vez en mucho tiempo un ministro ha ido a ese lugar para hablar a los creyentes,
pero no se ha realizado ningún esfuerzo para presentar la verdad a la gente.
Cuál ha sido la razón por la que Petaluma ha sido descuidada es algo que escapa
a mi comprensión. Está tan cerca de San Francisco, pero en lo que
concierne a la predicación de la verdad parecería como si estuviese en África.
Hay una obra que hacer en San Francisco y en Oakland y
alrededor de estas ciudades. Hay que trabajar en los pueblos vecinos. Veo que
existe una tremenda necesidad de que nuestros ministros obtengan el espíritu de
la proclamación en alta voz antes de que sea demasiado tarde para trabajar en
favor de la conversión de las almas (Carta 113, 1902).
Durante algunos
meses hemos estado planeando llevar a cabo reuniones al aire libre cerca de
Santa Elena, Calistoga y en otros lugares del Valle de Napa. La primera de ellas
se efectuó el domingo 7 de junio en Hot Springs Park, en Calistoga. La
asociación nos prestó algunas sillas plegadizas. Los miembros de la iglesia de
Calistoga están deseosos de llevar la verdad a los que aún no la conocen, de
manera que realizaron cuidadosos preparativos para la reunión. Confiábamos en
que las reuniones al aire libre serían el medio para alcanzar a algunas personas
que no asistirían a una iglesia. Y precisamente esto fue lo que ocurrió.
Aunque en ese día hacía un calor sofocante, un buen número de personas
asistió a la reunión. El Señor me concedió mucha libertad de expresión. La gente
parecía disfrutar mucho de la reunión, y se decidió celebrar otras reuniones en
ese mismo lugar el sábado y el domingo siguientes. Nuestros miembros se
reunieron temprano el domingo de mañana y pasaron el día juntos al aire libre
bajo los árboles. El domingo siguiente asistió un número mayor de personas que
el domingo anterior.
Esperamos continuar estas reuniones al aire libre.
Estoy, convencida de que por medio de ellas es posible producir mucho bien.
Celebraremos la próxima cerca de Santa Elena, si es que podemos encontrar un
lugar aprobado.
Deseamos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para
amonestar a los que viven a nuestro alrededor acerca de la pronta venida del
Salvador. Siento un profundo interés y aprecio por quienes aún no conocen la
verdad para este tiempo (Review and Herald, 14 de julio, 1903).
Hay una
obra que debe realizarse en los Ángeles. En el sur de California, como también
en muchos otros lugares, hay oportunidades promisorias para trabajar en relación
con los lugares de curación o colonias de enfermos. Nuestros pastores y
colportores deberían estar en esos lugares a la espera de oportunidades para
presentar el mensaje, y celebrando reuniones cuandoquiera que puedan hacerlo. .
. Deben presentar la Palabra de Dios con claridad y poder, para que los que
quieren escuchar, oigan la verdad. Los oradores deben ir a distintas localidades
en el sur de California para colocar la verdad presente en el camino de las
personas que no la conocen (Manuscrito 105, 1902).
He recibido
instrucción especial acerca del carácter y la magnitud de la obra que debe
realizarse en Los Ángeles. Varias veces se han enviado mensajes concernientes al
deber que pesa sobre nosotros de proclamar con poder en esa ciudad el mensaje
del tercer ángel (Review and Herald, 2 de marzo, 1905).
Hay una obra
importante que debe efectuarse en las ciudades de Redlands y Riverside. Las
iglesias que hay allí deben crecer. Que la obra progrese (Carta 193, 1905).
Se cometería un error al edificar o comprar grandes edificios en las
ciudades del sur de California. los que ven grandes ventajas en esto carecen de
comprensión.
Hay una gran obra que debe realizarse en hacer resonar el
mensaje evangélico para este tiempo en estas ciudades populosas, pero el poner
muebles y accesorios en grandes edificios para llevar a cabo una obra
aparentemente maravillosa ha sido un error. El Señor desea que los hombres anden
humildemente con él. El mensaje de amonestación debe hacerse resonar en las
ciudades populosas y perversas (Manuscrito 30, 1903