COLECCIÓN:
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Espíritu de
Profecía
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LIBRO:
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REFLEJEMOS A
JESÚS
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CAPÍTULO:
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22 de enero CRISTO
ES LA VERDAD
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BÚSQUEDA:
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herejía
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"Jesús le dijo: Yo soy el camino la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí." (S. Juan 14: 6.)
Cristo es la verdad. Sus palabras son verdad, y tienen un significado más profundo del que aparentan tener en la superficie. Todos los dichos de Cristo tienen un significado que sobrepuja su modesta apariencia. Las mentes avivadas por el Espíritu Santo discernirán el valor de esos dichos. Hallarán las preciosas gemas de verdad, aun cuando sean tesoros escondidos.
Las teorías y especulaciones humanas nunca conducirán a una comprensión de la Palabra de Dios. Aquellos que suponen que entienden de filosofía piensan que sus explicaciones son necesarias para abrir los tesoros del conocimiento e impedir que las herejías se introduzcan en la iglesia. Pero son estas explicaciones las que han introducido falsas teorías y herejías. Los hombres han hecho esfuerzos desesperados por explicar lo que ellos pensaban que eran textos intrincados; pero demasiado a menudo sus esfuerzos no han hecho sino oscurecer aquello que trataban de explicar.
Los sacerdotes y los fariseos pensaban estar haciendo grandes cosas como maestros, colocando sus propias interpretaciones por sobre la Palabra de Dios; pero Cristo dijo de ellos: "Ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios" (S. Marcos 12: 24). Los declaró culpables de enseñar "como doctrinas mandamientos de hombres" "(S. Marcos 7: 7). Aunque ellos eran los maestros de los oráculos divinos, aunque se suponía que entendían la Palabra, no eran hacedores de la misma. Satanás había cegado sus ojos, de tal manera que no viesen su verdadera importancia.
Esta es la obra que muchos hacen en nuestra época. Muchas iglesias son culpables de este pecado. Hay peligro, gran peligro de que los presuntos sabios de nuestra época repitan lo que hicieron los maestros judíos. Interpretan falsamente los oráculos divinos, y las almas quedan sumidas en la perplejidad y las tinieblas a causa de su errónea concepción de la verdad.
Las Escrituras no necesitan ser leídas a la luz empañada de la tradición o la especulación humana. El explicar las Escrituras por la especulación o la imaginación del hombre es como tratar de alumbrar el sol con una antorcha. La santa Palabra de Dios no necesita de la débil luz de la antorcha de la tierra para que sus glorias sean visibles. Es luz en sí misma: la gloria de Dios revelada; y fuera de ella toda otra luz es empañada. - Palabras de vida del gran Maestro , págs. 81, 82.
Es la verdad . . . la que todos necesitamos, la verdad que obra por amor y purifica el alma. - Alza tus ojos , pág. 291