REDACCIÓN CENTRAL, 28 Feb. 16 / 07:05 pm (ACI).-
Han
pasado más de dos meses desde que el Papa Francisco dio inicio al
Jubileo de la Misericordia abriendo la Puerta Santa de la Basílica de
San Pedro en el Vaticano, tras lo cual se abrieron otras en todo el
mundo.
La Puerta Santa permite que una persona, en el marco del Año Santo, gane una indulgencia plenaria si cumple con los requisitos mínimos. Pero ¿Qué es una Puerta Santa? Para responder a la pregunta ACI Prensa entrevistó al P. Donato Jiménez, sacerdote agustino recoleto y también profesor emérito de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima.
7.- ¿Por qué es importante la indulgencia plenaria?
“La indulgencia plenaria es una amnistía, es decir que Dios perdona todo: perdona todos los pecados, sean los que fueren y cuando sean”.
El P. Donato explicó que cuando uno se confiesa, se perdona el pecado pero permanece la culpa y las consecuencias.
Por ejemplo “yo robo un dinero que no es mío y lo gasto. Me arrepiento, voy a confesarme pero aún permanece la culpa de que yo ya no podré devolver el dinero”. La indulgencia plenaria borra esta culpa y las consecuencias, además de los pecados. El alma queda totalmente libre, como si la persona estuviera recién bautizada y si muere ya no tendrá que pasar por el purgatorio.
https://www.aciprensa.com/noticias/10-cosas-que-debes-saber-sobre-la-puerta-santa-38550/
La Puerta Santa permite que una persona, en el marco del Año Santo, gane una indulgencia plenaria si cumple con los requisitos mínimos. Pero ¿Qué es una Puerta Santa? Para responder a la pregunta ACI Prensa entrevistó al P. Donato Jiménez, sacerdote agustino recoleto y también profesor emérito de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima.
7.- ¿Por qué es importante la indulgencia plenaria?
“La indulgencia plenaria es una amnistía, es decir que Dios perdona todo: perdona todos los pecados, sean los que fueren y cuando sean”.
El P. Donato explicó que cuando uno se confiesa, se perdona el pecado pero permanece la culpa y las consecuencias.
Por ejemplo “yo robo un dinero que no es mío y lo gasto. Me arrepiento, voy a confesarme pero aún permanece la culpa de que yo ya no podré devolver el dinero”. La indulgencia plenaria borra esta culpa y las consecuencias, además de los pecados. El alma queda totalmente libre, como si la persona estuviera recién bautizada y si muere ya no tendrá que pasar por el purgatorio.
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