El papa Francisco representa un cambio positivo para la iglesia católica y ha tenido muy buena receptividad en todas sus declaraciones, incluso de personas no creyentes. Ha mantenido una postura muy sensible y cercana a la realidad de hoy, fortaleciendo la función de la iglesia como mediadora.
En esta oportunidad ha manifestado de forma contundente su rechazo al cobro que realizan algunas iglesias por celebrar los sacramentos como bautizos, primeras comuniones, confirmaciones y matrimonios. Manifestó que la salvación ni tiene precio ni se puede pagar con dinero. También convocó a todos los feligreses a tener el valor de informar a los sacerdotes que eso es un pecado si llegan a ver en las iglesias una lista de precios.