El Vaticano apoya la inciativa de convocar una cumbre extraordinaria del G-20 para debatir el problema de alimentos que amenaza al mundo.
El observador de la Santa Sede ante la ONU, arzobispo Silvano Tomazi, declaró que es necesario celebrar tal encuentro antes de fines de año, o en caso contrario puede ser tarde. El tema central de esa cumbre debe ser cómo estabilizar los precios de los alimentos y obligar a los monopolios dejar de especular en los mercados.
Raras veces la Santa Sede se inmiscuye en la economía, pero el hambre es un tema de su apostolado. Hoy se torna claro, que al mundo le espera otra crisis alimentaria parecida a la sufrida hace cuatro años. Entonces, en una treintena de países ocurrieron revueltas a causa del hambre.
La fuerte sequía en EEUU y el mal tiempo en Asia ocasionaron una reducción de la cosecha de cereales, y como resultado el aumento a gran escala del precio de todos los alimentos, sin exclusión. Según estimaciones del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, para finales de año habrá que agregar cincuenta y tres millones al número de los que padecen hambre en el planeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario