Una juventud que debe defender a Cristo
Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este tal el Hijo del hombre se avergonzará cuando viniere en su gloria, y del Padre, y de los santos ángeles. Lucas 9:26.
Defended siempre a Cristo. Sed sus testigos en palabra, en espíritu y en acciones. El os ama, y quiere impartiros sus ricas gracias para que vosotros podáis impartirlas a otros. ... Cristo os ha comprado con su propia sangre. Entonces, en todas partes, en todo tiempo y bajo toda circunstancia, defended a Jesús. Recordad que así ejerceréis la mejor influencia sobre todos aquellos con quienes os asociáis.
Tenéis el privilegio de crecer siempre en la gracia, avanzando en el conocimiento del amor de Dios, si conserváis la dulce comunión con Cristo, de la cual podéis disfrutar. Con la sencillez de una fe humilde pedid al Señor que abra vuestro entendimiento, para que podáis discernir y apreciar las preciosas cosas que hay en su Palabra. Así creceréis en la gracia, creceréis en una fe sencilla y confiada. Entonces brillará vuestra luz para todas aquellas personas con quienes os relacionáis. Mantened vuestra mente fija en el Salvador.
Aseguraos de que vuestra vida espiritual no se empobrece, no se enferma y no se hace ineficaz. Hay muchos que necesitan las palabras y el ejemplo de un cristiano. La debilidad y la indecisión provocan los asaltos del enemigo, y cualquiera que deja de crecer espiritualmente en el conocimiento de la verdad y de la justicia, con frecuencia será vencido por el enemigo.—Carta 36, 1901, pp. 1-3.
Que vuestro rostro refleje el gozo del Señor. Hablad de su bondad y de su poder. Entonces vuestra luz brillará cada vez más y más. El reflejo de una vida religiosa pura y saludable se manifestará por encima de vuestras dificultades y contratiempos.—Carta 121, 1904, pp. 7.
La influencia del instrumento humano que lleva el yugo de Cristo no tiene límites. Estudia diariamente la vida de Cristo y conforma su vida a la vida divina. ... El mundo sabe que hemos estado con Jesús y que somos hijos de Dios por manifestación del Espíritu de Cristo en nuestras palabras y actos. La verdadera naturaleza de nuestra religión está en el espíritu suave, en la bondad y en la paz que manifestamos.—Carta 34, 1894.
Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este tal el Hijo del hombre se avergonzará cuando viniere en su gloria, y del Padre, y de los santos ángeles. Lucas 9:26.
Defended siempre a Cristo. Sed sus testigos en palabra, en espíritu y en acciones. El os ama, y quiere impartiros sus ricas gracias para que vosotros podáis impartirlas a otros. ... Cristo os ha comprado con su propia sangre. Entonces, en todas partes, en todo tiempo y bajo toda circunstancia, defended a Jesús. Recordad que así ejerceréis la mejor influencia sobre todos aquellos con quienes os asociáis.
Tenéis el privilegio de crecer siempre en la gracia, avanzando en el conocimiento del amor de Dios, si conserváis la dulce comunión con Cristo, de la cual podéis disfrutar. Con la sencillez de una fe humilde pedid al Señor que abra vuestro entendimiento, para que podáis discernir y apreciar las preciosas cosas que hay en su Palabra. Así creceréis en la gracia, creceréis en una fe sencilla y confiada. Entonces brillará vuestra luz para todas aquellas personas con quienes os relacionáis. Mantened vuestra mente fija en el Salvador.
Aseguraos de que vuestra vida espiritual no se empobrece, no se enferma y no se hace ineficaz. Hay muchos que necesitan las palabras y el ejemplo de un cristiano. La debilidad y la indecisión provocan los asaltos del enemigo, y cualquiera que deja de crecer espiritualmente en el conocimiento de la verdad y de la justicia, con frecuencia será vencido por el enemigo.—Carta 36, 1901, pp. 1-3.
Que vuestro rostro refleje el gozo del Señor. Hablad de su bondad y de su poder. Entonces vuestra luz brillará cada vez más y más. El reflejo de una vida religiosa pura y saludable se manifestará por encima de vuestras dificultades y contratiempos.—Carta 121, 1904, pp. 7.
La influencia del instrumento humano que lleva el yugo de Cristo no tiene límites. Estudia diariamente la vida de Cristo y conforma su vida a la vida divina. ... El mundo sabe que hemos estado con Jesús y que somos hijos de Dios por manifestación del Espíritu de Cristo en nuestras palabras y actos. La verdadera naturaleza de nuestra religión está en el espíritu suave, en la bondad y en la paz que manifestamos.—Carta 34, 1894.
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