martes, 21 de enero de 2014

Elena G. de White

Prepararse para los congresos por medio de la oración

Acercaos a Dios y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones... Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.
Santiago 4:8, 10.

Aquí hay una obra en la cual deben ocuparse las familias antes de venir a nuestras santas convocaciones. Que los preparativos para comer y vestirse sean un asunto secundario, pero que el examen profundo del corazón comience en el hogar. Oren tres veces al día, y, al igual que Jacob, sean insistentes. El hogar es el lugar para encontrar a Jesús; después llévenlo con ustedes a la reunión campestre, y, entonces, qué preciosas serán las horas que pasen allí. Pero, ¿cómo pueden esperar sentir la presencia del Señor y ver la revelación de su poder cuando se ha descuidado la obra individual de preparación para ese momento?

Por amor a su propia alma, por amor a Cristo y por amor a los demás, trabajen en el hogar. Oren como nunca han acostumbrado orar. Que el corazón se quebrante delante de Dios. Pongan su casa en orden. Preparen a sus hijos para la ocasión. Enséñenles que no es de tanta importancia que aparezcan vestidos con ropa fina como que aparezcan ante Dios con manos limpias y corazón puro. Quiten cualquier impedimento que obstruya su camino, todas las diferencias que pueda haber habido entre ellos o entre ustedes y ellos. Al hacerlo así invitarán la presencia del Señor en sus hogares, y santos ángeles les acompañarán cuando vayan a las reuniones, y su luz y presencia rechazarán la oscuridad de los ángeles malos...

Oh, ¡cuánto se pierde al descuidar esta obra tan importante! Pueden estar satisfechos con la predicación, pueden llegar a sentirse animados y refrescados, pero el poder convertidor y reformador de Dios no se sentirá en el corazón, y la obra no será tan profunda, cabal y duradera como debería ser. Crucifiquen el orgullo y revistan el alma con el manto inapreciable de la justicia de Cristo, y entonces, ¡qué reunión disfrutarán! Será para su alma como los portales del cielo.

La misma obra de humillación y de escudriñamiento del corazón también debería llevarse a cabo en la iglesia, de manera que todas las diferencias y desavenencias entre los miembros puedan ser puestas aparte antes de aparecer delante del Señor... Lleven a cabo esta obra con seriedad... porque si van a la reunión con sus dudas, sus murmuraciones, sus disputas, traerán a los ángeles malos al campamento y llevarán la oscuridad doquiera vayan.—Testimonies for the Church 5:164, 165. [Aquí se habla de las reuniones campestres anuales.]

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