La línea de separación entre los que profesan ser Cristianos y los impíos, es actualmente apenas perceptible. Los miembros de las iglesias aman lo que el mundo ama y están listos para unirse con ellos; Satanás tiene resuelto unirlos en un solo cuerpo y de este modo robustecer su causa, atrayéndolos a todos a las filas del espiritualismo. (GC, 575)
(El espiritualismo, es esa religión (mundial) actual, que aparenta mucha santidad, manifiesta mucha emoción, pero no demuestra ni ofrece nada práctico para la salvación de los hombres. El espiritualismo es, egoísmo e hipocresía, es falsedad y sincretismo, el espiritualismo es la enfermedad final que contagia el pueblo de Dios y lo lleva a la perdición. Solamente un pequeño grupo va a mantenerse sano y limpio de espiritualismo: ¡el Remanente!).
La mayoría de los profesos miembros del pueblo de Dios hoy, viven solamente para recibir. Entre ellos y los "impíos", hay una sola diferencia: los Adventistas han recibido las bendiciones celestiales y conocen la verdad de Dios; los "impíos" viven sufriendo en desesperación y mueren en oscuridad.
Hoy tenemos (muchos de nosotros), probablemente, la ultima oportunidad de manifestar arrepentimiento y sumisión al llamado divino de colaborar en la obra de salvación de almas.
La mayoría, sabemos, que tristemente van a rechazar cualquier llamado o manifestación de paciencia y amor divino, y seguirán vivir solamente para ellos disfrutando egoistamente de los dones de Dios, hasta cuando van a perecer junto a Satanás cuyo carácter han aceptado, amado y desarrollado a lo largo de sus vidas rebeldes.
¿Tu qué vas a decidir, querido hermano? ¿Y tu querida hermana? ¿Qué vas a responder a Jehová? Vas a clamar: "¡No me interesa!" o, "¡Aquí estoy, para servirte Señor!"?
¿Vas a participar en Su obra? ¿Vas a dejarte atraído por la voz del Consolador?.
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