septiembre 9, 2017
9 de septiembre
Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz. Jeremías 6:14.
Los católicos, los protestantes y los mundanos… verán en… [la triple] unión un gran movimiento para la conversión del mundo y el comienzo del milenio tan largamente esperado.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 646.
“El día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella están serán quemadas”. 2 Pedro 3:10. Cuando los razonamientos de la filosofía hayan desterrado el temor a los juicios de Dios; cuando las maestros de la religión nos hablen de largos siglos de paz y prosperidad, y el mundo se dedique por completo a sus negocios y placeres, a plantar y edificar, a fiestas y diversiones, y desechando las amonestaciones de Dios, se burle de sus mensajeros, “entonces vendrá sobre ellos destrucción de repente… y no escaparán”. 1 Tesalonicenses 5:3—Historia de los Patriarcas y Profetas, 94.
Como los habitantes del valle de Sidim, la gente sueña ahora con prosperidad y paz. “Escapa por tu vida”, es la advertencia de los ángeles de Dios; pero se oyen otras voces que dicen: “No os inquietéis, no hay nada que temer”. La multitud vocea: “Paz y seguridad”, mientras el cielo declara que una rápida destrucción está por caer sobre el transgresor. En la noche anterior a su destrucción, las ciudades de la llanura se entregaron desenfrenadamente a los placeres, y se burlaron de los temores y advertencias del mensajero de Dios; pero aquellos burladores perecieron en las llamas; en aquella misma noche la puerta de la gracia fue cerrada para siempre para los impíos y descuidados habitantes de Sodoma.
Dios no será siempre objeto de burla; no se jugará mucho tiempo con él. “He aquí el día de Jehová viene, crudo, y de saña y ardor de ira, para tornar la tierra en soledad, y raer de ella sus pecadores” Isaías 13:9. La inmensa mayoría del mundo desechará la misericordia de Dios, y será sumida en pronta e irremisible ruina.
Pero el que presta oídos a la advertencia y “habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente”. “Escudo y adarga es su verdad”. Salmos 91:1, 4—Historia de los Patriarcas y Profetas, 163, 164.
Maranata: El Señor Viene, p.268.
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