viernes, 13 de julio de 2018

El pastor irreprensible

 

 "CADA SEMANA CON EL SEÑOR" 

DE LA ASOCIACIÓN MINISTERIAL

Para 1º ancianos, ancianos, diáconos y diaconisas, pastores, ancianos en función pastoral, colportores de avanzada, departamentales y adjuntos, pastores y obreros jubilados.
 

Asunto: El pastor irreprensible

El pastor irreprensible
“Es necesario que el obispo sea irreprensible” (1 Timoteo 3:2)
Como pastores del pueblo de Dios se nos exige mucho más que a otros hermanos. Somos el modelo de los que nos miran y nos siguen. La mayor autoridad y la única es la moralidad: una vida ejemplar que está conforme con lo que predicamos.
El pecado debe estar lejos de los que han sido llamados por el Señor a guiar a su pueblo en las sendas de la justicia. Sentir horror por la maldad que nos rodea debe ser la normalidad y no lo excepcionalidad.
La meta nuestra debe ser la de tener un carácter como el de Cristo, “el cual no hizo pecado” (1 Pedro 2:22). Huir del pecado y sus tentaciones es la constante en la vida de un pastor. Tener el equilibrio en saber buscar a los descarriados, pero luchar y resistir hasta la sangre (Heb. 12: 4) en el combate contra el pecado.
El ejemplo de los dos hijos de Aarón es la lección que no debemos perderla de vista cuando ministramos las almas preciosas de los feligreses. Nadab y Abiú pecaron porque entraron con fuego extraño delante de Jehová. Sus mentes estaban embotadas de vino y no supieron hacer la diferencia entre lo santo y lo profano. Aunque para el mundo sea anticuada la Palabra del Señor, a nosotros se nos pide presentar el fuego de las Sagradas Escrituras, por encima de toda la sabiduría humana, lejos del “vino de Babilonia.”  ¡Seamos distintos! Demos el lugar prioritario a la Palabra en nuestras predicaciones. Y de toda la Palabra pongamos a Cristo en el lugar central. Podemos predicar de la Palabra pero no predicar a Cristo. Un sermón donde Cristo no está presente es un fuego extraño.
Donde Cristo es predicado el pecado es alejado. Donde Cristo es elevado el pecado es vencido. Donde Cristo es vivido el carácter es puro y santo. Donde Cristo es alabado la iglesia se une a los coros celestiales. Donde a Cristo se le pone en el mejor lugar del sermón es donde disminuyen los impulsos hacia lo mundano y ganan las tendencias implantadas por el Espíritu Santo hacia una vida pura y de gran provecho delante del Señor.
Feliz semana en una vida santificada por la cruz de Cristo.

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