La voz de Battle Creek, que ha sido considerada como autoridad para aconsejar cómo debiera hacerse la obra, ya no es la voz de Dios.—Manuscript Releases 17:185 (1896).
Han pasado algunos años desde que he considerado a la Asociación General como la voz de Dios.—Manuscript Releases 17:216 (1898). El hecho de que estos hombres debieran estar en un sitial sagrado, como si fueran la voz de Dios al pueblo, como creíamos que la Asociación General lo era, es un asunto del pasado.—The General Conference Bulletin, 3 de abril de 1901, p. 25.
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