martes, 21 de febrero de 2023

DOS CAMINOS - Matutina


 Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. Génesis 4:4, 5. 

Caín se presentó a Dios con murmuración e incredulidad en el corazón tocante al sacrificio prometido y a la necesidad de las ofrendas expiatorias. Su ofrenda no expresó arrepentimiento del pecado. Creía, como muchos creen ahora, que seguir exactamente el plan indicado por Dios y confiar enteramente en el sacrificio del Salvador prometido para obtener salvación, sería una muestra de debilidad. Prefirió depender de sí mismo. Se presentó confiando en sus propios méritos. No traería el cordero para mezclar su sangre con su ofrenda, sino que presentaría sus frutos, el producto de su trabajo. Presentó su ofrenda como un favor que hacía a Dios, para conseguir la aprobación divina. Caín obedeció al construir el altar, obedeció al traer una ofrenda; pero rindió una obediencia sólo parcial. Omitió lo esencial, el reconocimiento de que necesitaba un Salvador...

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