Los discípulos le preguntan a Cristo acerca de su regreso
Las palabras de Cristo (Mateo 24:2-3) habían sido pronunciadas a oídos de gran número de personas; pero cuando Jesús estuvo solo, Pedro, Juan, Santiago y Andrés vinieron a él mientras estaba sentado en el monte de las Olivas. “Dinos—le dijeron—, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?”
En su contestación a los discípulos, Jesús no consideró por separado la destrucción de Jerusalén y el gran día de su venida. Mezcló la descripción de estos dos acontecimientos. Si hubiese revelado a sus discípulos los acontecimientos futuros como los contemplaba él, no habría podido soportar la visión. Por misericordia hacia ellos, fusionó la descripción de las dos grandes crisis, dejando a los discípulos estudiar por sí mismos el significado.—El Deseado de Todas las Gentes, 581-582 (1898).
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