“La imposición de la observancia del domingo por parte de las iglesias protestantes es una imposición del culto al papado, a la bestia” (El Conflicto de los Siglos, pág. 448).
Cuando las iglesias protestantes promueven e imponen el culto dominical como día obligatorio de descanso y reverencia, están sosteniendo una tradición que no se origina en las Escrituras, sino en la autoridad del papado. La Biblia identifica claramente el séptimo día, el sábado, como el verdadero Sabbath instituido por Dios en la Creación y reafirmado en los Diez Mandamientos. Al sustituirlo por el domingo —un cambio que la Iglesia Católica reivindica abiertamente como una señal de su autoridad—, las iglesias protestantes están efectivamente apoyando la autoridad de Roma, cumpliendo la advertencia profética del Apocalipsis que habla de que todo el mundo se maravillará en pos de la bestia.
No solo las iglesias protestantes han contribuido a promover la observancia del domingo. Los grandes medios de comunicación también se han convertido en una fuerza poderosa para moldear la opinión pública sobre el descanso dominical. Mediante la promoción pública en la cobertura informativa, el entretenimiento y los artículos de opinión, los medios han contribuido a normalizar la idea del domingo como día universal de descanso, presentándolo a menudo como beneficioso para la salud, la familia y la sociedad. Esta narrativa, cuidadosamente elaborada, apoya la agenda papal al reforzar la marca de autoridad de Roma: la santidad del domingo. Como resultado, los medios de comunicación se han convertido en un aliado clave para promover la causa del papado, condicionando al público a adoptar una forma de culto que se opone a los claros mandamientos de Dios.
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