En cada generación, el Espíritu de Dios procura producir un reavivamiento en los corazones de la gente. El reavivamiento es una experiencia continua y diaria. Cada uno de nosotros debería identificarse con el antiguo himno que dice: "Propenso a vagar, Señor, lo siento; propenso a dejar al Dios que amo". Muy adentro, sabemos que estas palabras son ciertas.
Las lecciones de este trimestre se centran en diversos aspectos del reavivamiento y la reforma. Juntos, sondearemos preguntas como: ¿Cuáles son las condiciones que Dios ha señalado para el derramamiento de su Espíritu? ¿Está Dios esperando algún momento mágico para derramar su Espíritu en su iglesia del tiempo del fin? ¿Qué significa vivir una vida llena del Espíritu? ¿Hay algo que podemos hacer para cooperar con Dios a fin de recibir el derramamiento del Espíritu Santo ahora? ¿Dónde comienzan el reavivamiento y la reforma?
Elena de White describió la importancia del reavivamiento con estas palabras: "La mayor y más urgente de todas nuestras necesidades es la de un reavivamiento de la verdadera piedad en nuestro medio" (MS 1:141). El Cielo da la prioridad al reavivamiento. ¿Qué podría ser más importante? Este trimestre, al estudiar temas como la oración y el reavivamiento, la Palabra y el reavivamiento, la testificación y el reavivamiento, una obra terminada y el reavivamiento, y otros temas relacionados, oremos para que Dios hable poderosamente a nuestros corazones y nos lleve más cerca de él.
¿Por qué no abrir nuestro corazón al impulso de su Espíritu ahora mismo? ¿Por qué no pedirle que haga algo muy especial en tu vida hoy? Él responderá nuestras oraciones, y las bendiciones celestiales fluirán de maneras que nunca imaginaste.
Proveniente de Connecticut, Estados Unidos, Mark Finley, un evangelista conocido internacionalmente, fue uno de los vicepresidentes de la Asociación General desde 2005 hasta 2010. Desde su retiro del servicio de tiempo completo, actúa como uno de los asistentes del presidente de la Asociación General para trabajar tiempo parcial con la iniciativa del reavivamiento y la reforma. El pastor Finley y su esposa, Ernestina, tienen tres hijos y dos nietos.