"Nosotros
esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la
justicia. "(2 Ped. 3: 13).
Los pies de los malvados nunca profanarán la
tierra renovada.
Del cielo
descenderá fuego de Dios para devorarlos y quemarlos: raíz y rama. Satanás es la
raíz y sus hijos las ramas. (Nota: PE, 51, 52.*)
El mismo fuego
proveniente de Dios que consumió a los impíos purificó toda la tierra. Las desgarradas
montañas se derritieron con el ardiente calor; también la atmósfera y todo el
rastrojo fueron consumidos. Entonces nuestra heredad apareció delante de
nosotros, gloriosa y bella, y heredamos toda la tierra renovada. (Nota: PE,
54.*)
"Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer
cielo y la
primera tierra
han pasado"Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer
cielo y la
primera tierra
han pasado" (Apoc. 21: 1, VM). El fuego que consume a los impíos purifica la
tierra.
Desaparece todo rastro de maldición. Ningún infierno que arda eternamente
recordará a los redimidos las terribles consecuencias del pecado. (Nota: CS,
732.*)
El mar separa a los amigos; establece una barrera entre nosotros
y aquellos a quienes amamos. El vasto e insondable océano rompe nuestros
vínculos. En la tierra nueva ya no habrá mar, ni
habrá allí "galeras con remos". En lo pasado, muchos que amaban y servían a Dios
fueron encadenados a los asientos de las galeras y obligados a cumplir la
voluntad de hombres crueles y de corazón duro. El Señor ha contemplado sus
sufrimientos con simpatía y compasión. Gracias a Dios, en la tierra nueva no habrá corrientes
impetuosas, ni océanos invasores, ni olas inquietas y bulliciosas. (Nota: BC7,
988.*)
Todo lo hermoso de nuestra patria terrenal ha de recordarnos el
río de cristal y los campos verdes, los árboles ondeantes y las fuentes de aguas
vivas, la ciudad resplandeciente y los cantores vestidos de blanco de nuestra
patria celestial, el mundo de una belleza que ninguna lengua humana puede
describir. "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de
hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman". 350 (Nota: HA, 493,
494