"Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el
mayor de ellos es el amor". 1 Cor. 13:13.
Tenemos una abundancia de sermones. Lo que más se necesita...
es amor por las almas que
perecen, ese amor que procede en ricas
corrientes del trono de Dios. El verdadero
cristianismo difunde el amor por todo el ser. Alcanza
a cada parte vital del cuerpo: el cerebro, el corazón, las manos ayudadoras, los
pies, y capacita a los hombres a mantenerse firmes donde Dios requiere que se
mantengan, de modo que no tracen senderos torcidos para sus pies, para que el
cojo no se extravíe. El amor ardiente y abnegado de
Cristo por las almas que perecen constituye la vida misma de todo el sistema de
la cristiandad.
¿Cuál es la interpretación bíblica
de Dios?
"Dios
es amor". Dios manifestó su
amor por la
humanidad al dar a Cristo a nuestro mundo. "Porque de tal manera amó
Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito. para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). Sí, "vida eterna". Este
es el
amor que
es el
cumplimiento de la ley. Únicamente la persona cuyo corazón esté lleno de
compasión por el hombre caído, que ama con un propósito, y que demuestra su
amor mediante la
realización de acciones semejantes a las de Cristo, será capaz de soportar la
visión del Invisible. Puede conocer a Dios únicamente la persona que
ama a sus semejantes con un propósito. Quien no ame a aquellos por quienes el
Padre ha hecho tanto, no conoce a Dios. Esta es la razón por la que hay tan
poca vitalidad genuina en nuestras iglesias. La teología no tiene valor a menos
que se halle saturada con el amor de Cristo.
Dios
es supremo. Su
amor aceptado en
el corazón humano conducirá a la realización de obras que lleven frutos de
acuerdo con la semejanza del carácter de Dios...
"El
amor
es sufrido,
es benigno; el
amor no tiene
envidia, el amor
no es
jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se
irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad"
(1 Cor. 13:4-6). ¡Benditas hojas del árbol de la vida! "Y ahora permanecen la
fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el
mayor de ellos es el amor" (vers. 13).
"Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre"
(Sal. 103: 1), porque nuestro Libro Guía es tan claro y definido. Otros
tal vez no sigan el sencillo "escrito está" que Cristo empleó cada vez para
enfrentarse con su enemigo caído, pero sigamos el ejemplo del Salvador. Mientras
menos expresemos nuestras propias opiniones humanas, más pura y llena de gracia
será nuestra conversación. El Señor espera que nuestra habla sea santificada,
porque es un
sabor de vida para vida.-Carta 156, 1900