Pero vosotros no queráis
que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, y todos
vosotros sois hermanos. Mateo 23:8.
Hace algunos días recibí copias de varios documentos dirigidos
al hermano N por diferentes hombres que están en posiciones
oficiales. Leí esos documentos. Durante la noche pasó una escena
delante de mí. El hermano N y su esposa estaban mirando esos
documentos. Mientras ellos hablaban, se colocó a su lado, no
Aquel que en cierta ocasión había aparecido al hermano N -el
Mensajero del cielo -, sino un mensajero maligno, que insinuó en
la mente del hermano N la creencia de que sus hermanos querían
lograr el control de su propiedad y excluirlos a él y su esposa
de la obra. La hermana N prestó su asentimiento a las
declaraciones suspicaces y falsas del mensajero del mal en
relación con los hermanos con los cuales acababan de completar
una transacción comercial. El mensajero les dijo que ellos
habían sido dejados a un lado en su edad avanzada a fin de que
estos hermanos pudieran llevar adelante la obra que ellos habían
comenzado. La hermana N aceptó esta declaración. Muchos informes
falsos fueron recibidos como si fueran verdad...
A continuación me fue presentado el hermano N escribiendo cartas
que contenían estos informes falsos. Lo impulsaba el espíritu
del enemigo. Los ángeles de Dios lo contemplaban mientras él
dirigía palabras al hermano O tratando de lograr su simpatía.
Entonces hubo un cambio en la escena. Escuché palabras de
consejo que le eran dirigidas al hermano N por sus hermanos,
pero él no se manifestó dispuesto a recibir ayuda de los que
siempre habían sido sus amigos sinceros. Me fue mostrado que el
hermano N y su esposa estaban engañados por el enemigo. Habían
llegado a caer presa de sus tentaciones y se estaban engañando a
sí mismos para su propio daño...
Mi hermano y hermana, ahora tienen la palabra de consejo del
Mensajero de Dios. Por ceder a los celos, corren el peligro de
contrarrestar la buena obra que han hecho. Deténganse allí mismo
donde están. El Señor los ha ayudado. El ha obrado en favor de
ustedes...
Hermano y hermana N, al dárseles la oportunidad de ser aliviados
de sus tareas, se debieran haber considerado favorecidos más
bien que maltratados. No obstante, un enemigo ha estado
trabajando en sus mentes.
Dirigiéndose a ustedes, el Mensajero
del Señor dijo: “Dejen de escuchar las sugerencias del enemigo.
Dejen que el Señor los conduzca. Transiten por el sendero de su
providencia. No traicionen la obra, colocándola en las manos del
enemigo al ceder a sus malas sugerencias. Miren a Jesús. El los
perdonará y los conducirá. En ninguna circunstancia deben
apartarse de sus hermanos, porque ellos han sido sus verdaderso
amigos”.—Carta 61, del 17 de abril de 1902, dirigida a una
pareja que había iniciado la obra en el sur de los Estados
Unidos.*
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