Un grupo de refugiados sirios, a su llegada al campo de Reyhanli, en Turquía. | REUTERS
Sentadas sobre la tierra, la esposa y la madre de Abderrahman intentan mantener a los niños entretenidos. Allí, a la sombra de un olivo, como decenas de familias, están reunidas todas las pertenencias que les quedan en el mundo. "Llevamos aquí tres días. Dejamos todo atrás, en Alepo. Nuestra casa, nuestros sueños... Sólo hemos escapado con nuestras almas", dice Abderrahman.
Viene con toda la familia: tres niños, la esposa, la madre y su hermana. Sus dos hermanos y sus familias se reunirán con él pronto. "La última noche en Alepo fue terrible. Salimos de casa por la noche, cuando empezaron los bombardeos, y permanecimos en el medio de la calle toda la noche. Luego, cuando todo terminó, recogimos algunas cosas y escapamos deprisa. Llegamos hasta aquí en un autobús repleto de gente", recuerda.http://www.elmundo.es/elmundo/2012/08/13/internacional/1344865180.html
Viene con toda la familia: tres niños, la esposa, la madre y su hermana. Sus dos hermanos y sus familias se reunirán con él pronto. "La última noche en Alepo fue terrible. Salimos de casa por la noche, cuando empezaron los bombardeos, y permanecimos en el medio de la calle toda la noche. Luego, cuando todo terminó, recogimos algunas cosas y escapamos deprisa. Llegamos hasta aquí en un autobús repleto de gente", recuerda.http://www.elmundo.es/elmundo/2012/08/13/internacional/1344865180.html
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