El camino hacia la pureza
Y cualquiera que tiene esta esperanza en él, se purifica, como él también es limpio. 1 Juan 3:3.
¿Significa este texto que el ser humano puede quitar una mancha de pecado de su alma? No. Entonces, ¿qué significa purificarse a sí mismo? Significa contemplar la gran norma moral de justicia del Señor, la santa ley de Dios, y comprender que se es pecador a la luz de esa ley. “Y cualquiera que tiene esta esperanza en él, se purifica, como él también es limpio. Cualquiera que hace pecado, traspasa también la ley; pues el pecado es transgresión de la ley. Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él”. 1 Juan 3:4, 5. Es mediante la fe en Jesucristo como ... se purifica y limpia el instrumento humano. ... “Cualquiera que permanece en él, no peca”. Vers. 6. Dios tiene poder para guardar el alma que está en Cristo. La mera profesión de piedad, no vale nada. Es cristiano el que mora en Cristo. ...
En todo clima y en toda nación, nuestros jóvenes deben cooperar con Dios. La única manera como una persona puede ser pura consiste en tener la misma mente de Dios. ¿Cómo podemos conocer a Dios? Estudiando su Palabra. ...
A menos que la mente de Dios llegue a ser la
mente del hombre, todo esfuerzo por purificarse a sí mismo será inútil; porque
es imposible que el hombre se eleve fuera del conocimiento de Dios. Los hombres
pueden colocarse un barniz exterior, y llegar a ser como los fariseos, a quienes
Jesús describió como “sepulcros blanqueados”, llenos de corrupción y de huesos
de hombres muertos. Pero toda la deformidad del alma es evidente para Aquel que
juzga justamente, y a menos que la verdad sea plantada en el corazón, no puede
regir la vida. La limpieza exterior del vaso, nunca podrá hacerlo puro en lo
interior. Una aceptación nominal de la verdad es buena mientras se la mantiene,
y la capacidad de dar razón de nuestra fe es una buena realización, pero si la
verdad no va más hondo que esto, el alma nunca será salvada. El corazón debe ser
purificado de toda contaminación moral. “Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los
corazones, y que la rectitud te agrada”. 1 Crónicas 29:17. “Examíname, oh Dios, y conoce
mi corazón: pruébame y reconoce mis pensamientos: y ve si hay en mí camino de
perversidad”. Salmos 139:23,
24.—Carta 13, 1893, pp.
18-20.
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